Juan Carlos Paredes: La súper ‘Hormiga’
El defensa lateral derecho de la selección nacional tiene alma de delantero, por eso suele acompañar en los ataques con veloces carreras que emocionan a los hinchas.
El esmeraldeño Juan Carlos la Hormiga Paredes Reascos considera que el partido más importante que la selección ecuatoriana jugará en la Copa Mundial de Brasil será contra Suiza, el 15 de junio, en la sede de Brasilia.
“Algunos dicen que estamos en un grupo fácil (con Suiza, Honduras y Francia), pero no creo que sea así. El primer partido es clave; si ganamos, agarraremos confianza para luego jugar contra Honduras (20 de junio, en Curitiba); ya esperamos estar clasificados cuando nos toque contra Francia (25 de junio, en Río de Janeiro), que sería el rival más duro”, indica un miércoles justo cuando termina la tarde, después de un entrenamiento con el Barcelona SC, su actual equipo.
También responde de inmediato sobre cuál ha sido su partido más recordado con la selección nacional. “Ha habido muchos, pero creo que fue el juego amistoso contra Portugal (el 6 de febrero del 2013 en la ciudad portuguesa de Guimaraes). Yo estaba muy nervioso antes del partido. Pensaba que nos enfrentaríamos a jugadores como Cristiano Ronaldo, Nani… La noche anterior me tocó compartir habitación con Frickson Erazo. Yo le hacía conversación porque no podía dormir, pero él me decía que ya me durmiera, que lo dejara descansar; yo estaba muy ansioso por lo que se venía y no conciliaba el sueño”.
Ecuador demostró su categoría en ese juego, ya que les ganó a los portugueses por 2 a 3. “Derrotamos a un gran equipo. Eso nos motivó mucho”, indica Juan Carlos.
Y hablando de levantones anímicos, este jugador de 26 años también tiene claras en su mente las palabras de motivación que suele transmitirles el director técnico Reinaldo Rueda antes de los partidos. “Nos dice que nos irá bien porque tenemos un buen grupo y que eso es lo más importante. Nos recuerda que todos sabemos apoyarnos en la cancha y eso nos hace fuertes”.
¿Será por correlón?
Juan Carlos contesta rápidamente porque tiene las respuestas claras en la mente y las emociones vivas en el corazón, hasta que le hacemos una interrogante que lo deja con cara de sorpresa.
¿Por qué le dicen la Hormiga? Él sonríe y se queda en silencio unos segundos. No tiene la menor idea de por qué lo llaman así. Lo que recuerda es que aquel es su apodo desde que estaba en la escuela, “quizás desde el jardín. No sé por qué me lo pusieron, quizás porque corría mucho o porque era pequeño. No sabría decirlo”.
Con tal confesión, lo único cierto es que Juan Carlos Paredes se transformó en la Hormiga desde que era un niño que peloteaba en su humilde barrio de Aire Libre, a la entrada de la ciudad de Esmeraldas, “es un barrio muy alegre, muy futbolero (…). Recuerdo que cerrábamos la calle para jugar índor en la plazoleta. Allá no tenía posición, jugaba de todo, delantero, defensa, hasta arquero alguna vez. Lo único que uno quería era divertirse con la pelota y los amigos”.
Desde entonces empezaron a tejerse sus sueños futboleros, los cuales cimentaba con una habilidad de delantero goleador que comenzó a destacarlo de entre sus compañeros de equipo. Por eso recuerda que después de un partido de índor en su escuela, la Gran Bretaña, una señora se acercó para invitarlo a participar en un equipo barrial de fútbol.
Ese fue el inicio de la Hormiga en canchas de césped. “La primera vez que jugué fútbol no sabía dónde estaba parado. Yo solo había jugado índor (cancha pequeña, pelota pequeña). Pero luego esa señora me dio las indicaciones para jugar mejor en canchas grandes y con el balón”, sonríe al recordar.
Lo curioso es que en esas canchas explotó su mayor cualidad: la velocidad, que le permitía ganar por carrera a sus rivales con desbordes que le facilitaban meter muchos goles. Esta Hormiga había salido correlona.
Tal cualidad lo llevó al equipo local Huracán, para luego viajar a Guayaquil y probarse en el Barcelona, su primer club como profesional. Tenía 18 años cuando inició esa carrera como futbolista de primera categoría en el conjunto torero (2006-2007) que lo llevó después al Deportivo Cuenca (2007), Rocafuerte (2008), Deportivo Cuenca (2009), Deportivo Quito (2010-2012) y, finalmente, de regreso al Barcelona (2013 hasta la actualidad).
Durante esos años, Juan Carlos Paredes terminó por ubicarse en un plano más defensivo, pero siempre con una vocación para apoyar a su equipo en la delantera. “Como subo y bajo mucho, mis compañeros me dicen que tengo pulmón de gato”, bromea el jugador, quien desde hace dos años y medio se considera un hombre comprometido en la relación con su pareja, la también esmeraldeña Silvia Solís, con quien vive en la urbanización Puerto Azul.
Con ella disfruta de una vida familiar en la que gusta de ver películas, salir al cine y escuchar música, aunque prefiere no salir a bailar. “Me considero hogareño”.
Esa devoción por la casa también la demuestra por el amor que siente por su madre, doña Carlina Paredes Reascos, quien suele visitarlo desde Esmeraldas. “Mi padre murió cuando yo tenía 3 años de edad. Por eso ella ha sido padre y madre para mí”, comenta el jugador, quien también tiene un hermano menor, Johan (18 años), y cuatro hijos: Kevin, Génesis (ambos de 4 años), Clara Cristina (3) e Isabel (2). “Y viene el quinto en camino. Mi señora está embarazada de siete meses de un varón”.
Ellos son el impulso que acelera esas carreras que suman logros deportivos. Así casi ocurrió a inicios de este año, ya que la prensa local publicó que cuatro equipos italianos estaban interesados en contratarlo.
Tales noticias auguran que jugar en el extranjero será, quizás después del Mundial, la próxima gran carrera de la Hormiga. (M.P.)