Parkour: Acróbatas urbanos
Una pequeña legión de jóvenes guayaquileños es parte de la tendencia mundial del parkour, una disciplina que requiere de una gran habilidad física y fortaleza mental.
Los parques de la ciudadela Samanes, en el norte de Guayaquil, gestaron uno de los embriones del parkour en esta ciudad.
“Comencé a practicarlo hace unos cinco años casi por capricho, después de ver la película Suburbio 13, en la que el inventor del parkour (el francés David Belle) realizaba esos movimientos”, comenta Luis Idiarte (23 años), quien intentó practicar las acciones básicas, como realizar roles (girar en el piso), saltos o corridas sorteando obstáculos de cemento. “El parkour es el arte del desplazamiento usando el cuerpo”, explica.
Luego invitó a unírsele a amigos como Luis Guzmán (22 años). “Luis me mostró esta actividad que requiere un entrenamiento físico y mental, porque te ayuda a superar tus miedos, a vencerlos”, indica Guzmán, quien al igual que su amigo tocayo, ha tenido lesiones en accidentes. “He recibido golpes en el hombro, las rodillas”, dice, mientras que Luis Idiarte ha tenido una fractura de clavícula.
Semilla francesa
El parkour, palabra que viene del francés parcours (recorrido), tiene como un gestor importante a David Belle, quien lo desarrolló bajo el lema de “ser y durar”.
Este atleta y actor de 42 años defiende que el deporte debe ser útil, por lo que comenzó a enfocarlo para desplazarse por cualquier entorno, incluso para escalar superficies verticales, procurando ser lo más eficaz y eficiente posible.
Esta tendencia llegó a nuestra ciudad con practicantes como Bolívar Andrade (23), quien también lleva cinco años en esta disciplina. “Lo hacía con unos amigos en el parque de la Kennedy, pero luego nos dimos cuenta de que en otros sectores ya había trazadores (practicantes del parkour)”, cuenta.
Ahora muchos de ellos se han unido para conformar un solo grupo que suele entrenar los domingos. “Cualquier parque puede ser adecuado”, dice Andrade, quien destaca que para esos inicios fue importante revisar videos en Youtube para imitar los movimientos. “No competimos. El propósito es superarte a ti mismo y lograr mejores movimientos, mientras que los demás te apoyan”.
Así lo sintió Santiago Reyes (19 años), quien se unió al grupo hace cuatro años al encontrar que sus miembros mostraban un gran sentido de amistad y compañerismo. “Todos te motivan para superarte”, comenta este joven que recuerda que su principal lesión ha sido un golpe en la cabeza al realizar un salto mortal hacia atrás.
Pero ahora lo realiza sin problemas, porque mejoró tal acrobacia con la práctica.
El quiteño Diego Benalcázar comenta que esta disciplina también crece en otras ciudades del país. “Lo que me gusta del parkour es la libertad de expresión, la ausencia de la competencia y la idea de que cualquier cuerpo es apto para poder desarrollarse de forma personal con sus propias metas y limitaciones dentro del movimiento”, indica.
Benalcázar también resalta que cualquiera puede practicar esta disciplina, sin importar su condición económica o si tiene talentos extraordinarios. “El parkour no requiere de nada más que el deseo de moverse”. (M.P.)
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