Una regata solidaria
Como en años anteriores, el próximo 9 de febrero se realizará la Regata de la Amistad Carlos Lecaro Viggiani.
Surcar en velero las playas de Chipipe y de San Lorenzo (cantón Salinas, provincia de Santa Elena), disfrutar en familia, compartir con amigos y ayudar a quienes lo necesitan son cuatro de las características de la Regata de la Amistad Carlos Lecaro Viggiani.
El evento forma parte importante del calendario velerístico de su sede, el Salinas Yacht Club, y se realiza cada año desde la década de los cincuenta.
En el 2013 se llevará a cabo el sábado 9 de febrero, por lo que desde ya sus organizadores invitan a los socios del Yacht, veleristas de otros clubes y demás interesados a unirse a esta fiesta no solo deportiva sino también familiar, en la que participa desde el más pequeño hasta el más grande de la casa.
El hijo del precursor de la regata, Carlos Luis Lecaro Vélez, miembro del directorio y capitán de flota del Salinas Yacht Club y organizador del espectáculo, nos cuenta la historia de este y un poco más sobre el deporte que ama, el velerismo.
Inicio: Balandras vs. lightnings
Lecaro recuerda que todo empezó hace varias décadas cuando su padre, velerista activo de la clase lightning (bote de competencia para tres personas) llegaba en la temporada a la ciudadela La Milina, ubicada en el cantón Salinas y a unos pocos kilómetros de Santa Rosa, puerto pesquero.
Allí y llevado por su afición, aprovechaba su estancia para observar cómo partían los pescadores de esta localidad con sus balandras (botes de vela) a cumplir sus faenas diarias “a gran velocidad”; por lo que se le ocurrió organizar una regata en donde los invitaba a competir contra los lightnings de la flota del Salinas Yacht Club.
“En ese entonces el recorrido era desde Salinas (en el Yacht no había un muelle) a una boya frente a la ciudadela La Milina con regreso a Salinas. A las balandras ganadoras se les entregaba un reconocimiento económico”, dice Carlos.
“A este evento deportivo se lo comenzó a llamar Regata de la Amistad y poco a poco se fue convirtiendo en una tradición que en la mayoría de los casos fue pasando de generación en generación; un ejemplo de ello son las familias Plaza, Solá, Santos, entre otras”, agrega.
Con esto concuerda Juan Santos Garcés, comodoro del Yacht Club y participante de esta regata: “Esta no es una competencia deportiva de alto rendimiento, es más bien una oportunidad para compartir con nuestras familias del velerismo, deporte que tanto amamos; y junto a ellos y las otras familias náuticas del país disfrutar de un día de navegación unidos en un abrazo fraterno”.
Asimismo, Francisco Solá Tanca, otro de los participantes más activos, manifiesta que sus hijos han competido desde muy pequeños y recuerda una foto sobre esta competencia que se le quedó grabada en su mente por todos los sentimientos que en ese momento vivió. “Hace cinco años estábamos compitiendo en lightning y logramos virar la primera boya (lo que nos ubicaba en los primeros lugares), así que decidí mirar para atrás y me di cuenta de cómo se nos venía encima toda la flota de veleros, en especial los oceánicos que son gigantescos y frente a los cuales nos sentíamos diminutos”.
Nuevos rumbos
Al iniciar el milenio y en honor al creador de esta competencia de veleros multiclase, le pusieron el nombre de Regata de la Amistad Carlos Lecaro Viggiani.
Ya para ese entonces y en años anteriores, habían dejado de navegar las balandras de los pescadores de Santa Rosa que fueron reemplazadas por "las fibras" a motor y se incorporaron los optimist, sunfish, láser, J24’s, 420’s, oceánicos y seguían manteniendo una presencia importante los lightnings.
“En los oceánicos, por ejemplo, pueden ir entre ocho, nueve personas. Los optimist, uno de los más populares, son usados por niños de 8 a 14 años; los sunfish son para una persona. Si hablamos de embarcaciones modernas, el que resalta más es el 420’s”, explica Lecaro.
“Más allá de la embarcación creo yo que este es un deporte ciencia, requiere de habilidad y táctica para manejar el bote y hacerlo más rápido. Hay que siempre anticiparse, medir variables y tomar decisiones en segundos. Y todo esto en nuestra regata es monitoreado por un equipo de jueces liderado por el almirante retirado Alfonso Pinto, quien nos ha acompañado desde hace varias décadas; para finalmente premiar a los ganadores con un reconocimiento simbólico”, agrega.
Pero esta regata desde el año pasado tiene un agregado importante. Al ver el éxito de concurrencia que tenían (entre 60 a 70 naves participantes), hicieron posible que el dinero que cobraron para las inscripciones y un porcentaje de lo que consiguieron de auspicio sea donado a instituciones sociales. “Seis mil quinientos dólares fueron entregados a la Cruz Roja de Salinas este año. En el 2013 seguiremos ayudando a esta institución, y esperamos que en un futuro sea a otras más”, dice Carlos.
Finalmente, adelantó que las embarcaciones el 9 de febrero estarán en el agua a las 11:00 para partir aproximadamente a las 13:00. Cada una seguirá el recorrido estipulado, con tripulantes nuevos como los representantes de las empresas y marcas auspiciantes, y se vivirá nuevamente una fiesta llena de camaradería tanto en el agua como en la tierra. (L.L.V.)