Los gestos y la tecnología
Con un movimiento de la mano limpiamos las migas de la mesa o en sentido metafórico borramos de la cabeza pensamientos negativos. Pero el gesto de barrer con los dedos se ha convertido también en clave para el uso del smartphone. “Este uso de los objetos está sujeto en la actualidad a una transformación fundamental y a la vez es expresión del cambio social”, asegura Ellen Fricke.
Esta lingüista alemana investiga en la Universidad Técnica de Chemnitz la forma en que la gente se comunica con gestos. Para una investigación actual coopera con expertos de la Universidad de Chemnitz y con el Ars Electronica Futurelab, un laboratorio de medios que aúna ciencia y arte.
Con la exposición especial Gestos: ayer, hoy y pasado mañana se analizan en el Museo de la Industria de Chemnitz los gestos y su relación con el desarrollo pasado, actual y futuro de la sociedad y la tecnología, explica Fricke. Como ejemplo pone el gesto de llamar por teléfono. “Seguimos haciéndolo estirando el pulgar y el dedo meñique aunque usemos un celular, porque estamos representando el antiguo auricular del teléfono”.
Es posible que con ese gesto se responda en un futuro cercano a una llamada telefónica en el automóvil, señala Guido Meier-Arendt, experto técnico en interacción entre ser humano y máquina de la empresa de neumáticos y sistemas electrónicos Continental. “El control por gestos es un valioso complemento además del uso de las pantallas táctiles y los asistentes por voz”. Es un tema que están investigando los fabricantes de automóviles.
De serie ya existen gestos como rotar el índice para regular el volumen, cambiar la emisora o rechazar llamadas entrantes deslizando el dedo, asegura Marcus Heinath, de la firma de desarrollo de servicios IAV. Hasta ahora, los gestos se utilizan sobre todo en el segmento de alta gama, como el BMW Serie 7, pero el control por gestos se impondrá igual que pasó con la pantalla táctil, opina Heinath.
Todo se volverá más complicado cuando en el futuro los coches autónomos y las personas tengan que comunicarse entre sí en el tráfico sin palabras, opinan los expertos.
Mientras que un conductor experimentado sabe que tiene que estar atento a un peatón que camina al borde de la calle mirando su smartphone, el automóvil tiene que aprender a interpretar una situación semejante. A su vez, el peatón podría ordenar parar al vehículo con un gesto en el paso de cebra.
Los desarrolladores quieren usar gestos naturales que les sean habituales a las personas. El posible aprendizaje de una especie de nuevo lenguaje o el uso de gestos que distraigan de la conducción son opciones que generan rechazo. Aquí es donde entra la investigación de Ellen Fricke, que con su equipo recopiló innumerables datos y filmó en las empresas los típicos movimientos de las manos de cada sector. “Los gestos son archivos culturales de saber”, asegura esta lingüista.
(DPA)