Steve Carell: Días trágicos
Steve Carell protagoniza una comedia familiar en la que da vida a un papá que debe ‘aguantar’ un día lleno de desventuras.
Steve Carell ganó el reconocimiento del público como corresponsal en el programa The Daily Show with Jon Stewart, de Comedy Central.
Es protagonista de Foxcatcher (cuyo estreno en EE.UU. está previsto para el 14 de noviembre próximo), un drama que narra los eventos reales que rodearon el asesinato del luchador olímpico David Schultz (Mark Ruffalo) a manos de John du Pont (Carell), un esquizofrénico paranoico que lideraba al joven y prometedor luchador Mark Schultz (Channing Tatum) y a su equipo olímpico durante los juegos veraniegos de Seúl, en 1988.
Ha protagonizado varias películas y series de televisión por las que ha recibido varios premios. Una de sus últimas producciones es Alexander y un día terrible, horrible, malo… ¡muy malo!, basado en el libro infantil de la escritora estadounidense Judith Viorst.
La cinta sigue las hazañas de un niño de 11 años llamado Alexander, mientras atraviesa el peor de sus días. Cuando cuenta las desventuras de su desastroso día a su optimista familia, nadie parece comprenderlo y él comienza a preguntarse si las cosas malas solo le ocurren a él. El filme lo dirige Miguel Arteta y el elenco está conformado por Steve Carell, Jennifer Gardner, Jennifer Coolidge y Bella Thorne.
¿A quién interpretas en Alexander y un día terrible, horrible, malo… ¡muy malo!?
A Ben Cooper. Soy el patriarca, el padre, el líder. Mi personaje ha estado desempleado durante un buen tiempo, así que ha asumido las funciones de padre-madre. Él es quien está a cargo del más pequeño, Cooper, y de lograr que los otros chicos estén listos para la escuela, mientras su esposa continúa con su carrera profesional. Ben imagina que él debe ser un soldado cuando se trata de obstáculos. Es un tipo que intenta siempre mantenerse en positivo. Me identifiqué con el personaje porque, como papá, tú sientes que necesitas ser esa mano firme; una roca. Y, en cierto punto, cuanto todo eso se acaba, ¿qué haces? Cuando llegas al final de la cuerda, cuando todo se ha puesto tan complicado que no puedes hacer otra cosa más que tener una crisis y quizás sumirte un poquito en cierta autocompasión, es difícil encontrar el punto de retorno. Pero creo que es algo muy humano y así es como puedo describir esta película. Siento que es real. Es divertida, pero también creo que es una historia muy humana.
¿Conocías el libro?
Es un clásico y es muy divertido. A menudo la gente dice: “Oh, cielos, es uno de mis favoritos”. A mí me encanta; es una de esas historias clásicas realmente dulces.
¿Qué ocurre en esos dos días?
Todo y de todo. Hay días en los que no solo las cosas salen mal, sino que no hay ni siquiera una posibilidad de que algo salga bien. Y eso es lo que ocurre con esta familia. El primer día, Alexander tiene un día terrible, horrible; todos sabemos qué clase de día es ese. Pero él no se siente escuchado; siente que su familia no entiende en absoluto el mal día que está teniendo. Entonces no puede evitar desear que todos comprendan lo que significa tener un mal día. Él no intenta maldecirlos, pero al día siguiente, todos comienzan a tener problemas.
Como padre, ¿puedes identificarte con la locura que la familia Cooper experimenta?
Totalmente. Las cosas tienden a salir de la forma en que uno no espera. Pero siempre hay un plan de contingencia; siempre hay un respaldo. Las cosas salen mal en la vida y creo que eso es parte del encanto de esta película: todo el mundo tiene esos días. Se trata de cómo uno lucha e intenta mantener su dignidad y su sentido de familia y de diversión, y esa clase de amor que es dominante entre los personajes.
¿Hubo alguna escena con la que te identificas?
Una de mis partes preferidas es la mañana del segundo día, cuando la familia se despierta tarde. Mientras corre por toda la casa, Jen Garner se golpea la pierna con la puerta. Francamente, así es mi esposa. Hemos estado casados durante 20 años y yo he sido testigo de eso un par de veces. Jen tiene exactamente la misma reacción: no es precisamente rabia, sino un esfuerzo silencioso para contener el dolor, junto con la ira inherente por haber hecho algo tan estúpido. Hay una especie de auto-odio que se genera en ella.
Es como en una familia real; por eso me siento tan identificado. Los padres e hijos tienen sus propias identidades y problemas, y nada es ordenado. Todo se pone bastante complicado y creo que eso es divertido.
¿Se entendieron bien, como una familia real?
Es un cliché tan grande decir que nos sentimos como una familia... pero lo cierto es que así fue. Nos llevamos bien y creo que mucho de ello tuvo que ver con el director, Miguel Arteta. Hubo un real sentido de protección; todos estábamos embarcados en el mismo proyecto. Todos deseábamos que fuera divertido; no queríamos que se sintiera como un trabajo. Y, ¿sabes qué? Ellos son niños. Yo, realmente, no quería que se sintiera como un trabajo para ellos. En mi último día de rodaje –el resto del elenco tenía todavía un par de días por delante–, Kerris (Dorsey) y Dylan (Minette) habían escrito una canción que interpretaron para mí. Y me emocioné. Me sentía tan abrumado y con tantas ganas de agradecerles que en lugar de eso me ahogaba al hablar. Creo que cosas como esas te sorprenden. Uno no se da cuenta de las relaciones que construyes con la gente.
¿Cómo fue Jennifer Garner como coprotagonista?
Ella tiene una familia y es tan buena madre en la vida real que puedes ver cómo los chicos le responden. Tiene una afinidad natural con los niños, con los seres humanos. Es, obviamente, muy talentosa, pero lo que me llamó la atención fue su gran corazón. Ella es cálida, muy cariñosa. No puede evitarlo; es una delicia.
¿Miguel Arteta?
Él comandó la nave con un gran sentido de calidez natural. Es un director extraordinario, además. Tiene un mantra; él siempre dice: “super coopers”... Era su grito de guerra para esta familia, porque nos veía realmente como una familia. Y yo lo sentía, a él, como parte de la familia también. No es para ponerse demasiado sentimental, pero había un sentimiento de que lo estábamos haciendo todo en conjunto. Eso viene desde arriba; Miguel fue quien marcó la pauta.
¿Por qué la gente debería ver esta película?
Es divertida; hará que la gente se ría. Uno de los mejores aspectos de esta película es que es legítimamente divertida, no solo a nivel infantil; no solo algo que haría reír a mi hijo de 10 años. Mi esposa y yo la vimos por primera vez sin nuestros hijos y nos reímos durante todo el filme.
Espero que la gente sienta que esta es una familia con la que se puede identificar, porque a mí me ocurre eso. La película es absurda y entretenida, pero es acerca de un grupo de buena gente que, de alguna manera, hará que las cosas funcionen. Tiene sentimiento y un lindo espíritu. Creo que hará sentir bien al público.