El ‘recluso literario’
Así lo llamó el New York Times a J. D. Salinger cuando falleció a los 91 años. Ahora una nueva película recrea su vida centrándose en los detalles que lo llevaron a escribir El guardián entre el centeno.
Antes de que se descubriera el escándalo que rodea a Kevin Spacey se estrenó en Estados Unidos la película Rebelde en el centeno (Rebel in the Rye), basada en el libro Una vida oculta (J. D. Salinger: A Life), de Kenneth Slawenski, acerca del esquivo escritor Salinger, centrándose en las circunstancias que rodearon la creación de su obra maestra, El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), con detalles sobre su relación con la socialité Oona O’Neil (Zoey Deutch).
Jerome David Salinger publicó su novela en 1951 después de participar en la Segunda Guerra Mundial de la que regresó con un trauma que lo acompañó toda su vida, esto lo llevó a renunciar a aparecer públicamente y a vivir en un lugar alejado. Era el menor de dos hermanos, fue un adolescente rebelde y tuvo que hacer frente a grandes amores y pérdidas terribles.
Justamente, el filme, dirigido por Danny Strong –quien también se encargó del guion– narra los comienzos literarios de Salinger (interpretado por Nicholas Hoult) y cómo el apoyo de su profesor Whit Burnett (encarnado por Kevin Spacey) influirán en la escritura de la novela que se convirtió en un fenómeno mundial. Se dice de la novela que es la única que ha sabido captar lo que es la adolescencia con todos sus problemas.
Cabe recordar que ya se han hecho alrededor de cinco filmes similares como el protagonizado por Sean Connery y dirigido por Gus Van Sant, Descubriendo a Forrester (2000), el cual está inspirado en Salinger.
El escritor
Jerome David Salinger (1919-2010)? fue un escritor estadounidense conocido principalmente por su novela El guardián entre el centeno, convertido en un clásico de la literatura moderna estadounidense y considerado un ícono de la literatura americana.
J. D. Salinger, escritor “de talento infinito”, como lo definió Ernest Hemingway tras conocerlo en París durante la Segunda Guerra Mundial –años antes de que publicara su obra magna–, llevaba lejos de la vida pública prácticamente cinco décadas, cuando tras el inesperado éxito de El guardián entre el centeno decidió abandonar Nueva York e instalarse en el campo, en la misma casa en la que falleció. Se acercaba así al deseo del mordaz y afilado protagonista de su novela, Holden Caufield, quien en un pasaje del libro afirma: “Me gustaría encontrar una cabaña en algún sitio y con el dinero que gane instalarme allí el resto de mi vida, lejos de cualquier conversación estúpida con la gente”.
A su primera novela le siguieron la colección de relatos cortos Nueve cuentos (1953) y las obras Franny y Zooey (1961) y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963).
En sus obras, el escritor refleja las convulsiones de la sociedad de los años 50 y 60, así como sus propias inquietudes, que lo llevaron a buscar respuestas en la filosofía religiosa oriental, interesándose por las experiencias del budismo zen y el hinduismo. Para desarrollar la temática de sus obras, el autor creó a los hermanos Glass: miembros de una peculiar familia y que protagonizan sus dos últimas novelas. En 1955 se casó con Claire Douglas, hija del crítico de arte Robert Langdon Douglas, con quien tuvo a su hija Margaret y a su hijo Matt. La pareja se divorció en 1967.
El actor protagonista
¿Eres capaz de dedicarle la vida a escribir, aun si obtienes sólo rechazo?”. Esta pregunta es formulada por Whit Burnet (Kevin Spacey), el profesor, a J. D. Salinger (Nicholas Hoult). Salinger no sabe qué responder. Burnett lee la reticencia en el silencio de su brillante alumno y sentencia: “Si no eres capaz de hacerlo, dedícate a otra cosa”.
A Nicholas Hoult lo recordamos por X-Men: Días del futuro pasado (2014), Mad Max: furia en la carretera (2015). “Fue muy inspirador protagonizar y entender su proceso de pensamiento. Salinger hizo algo grandioso y lo que se transmite en la película podría ser maravilloso para muchas generaciones”, declaró Hoult. (A. C. J.)
LIBROS QUE NOS MARCAN
Por: Carlos A. Ycaza
Este “rebelde” de la película sobre la vida de Salinger, no sé hasta qué punto se liga al tema central de lo que para mí fue uno de los pocos libros que marcaron derroteros en mi vida, o al menos se conectaron a una sensibilidad hacia la literatura y las artes de una manera que solo puedo describir como milagrosa. Hasta recuerdo cuando leí The Catcher in the Rye, un fin de semana cerca de la Navidad en una Nueva York con tremendas ventiscas en 1968 donde yo acababa de cumplir 21 años y había aterrizado semanas antes con una brújula incierta y muchos sueños en la chulla maleta. No me percataba que la juventud es precisamente eso, buscar nuevas fronteras, abrir los ojos en 360 grados y más que nada sentir la vida, aunque no sea la de nuestro propio hogar. Con ese libro me recibió el tío-actor Albert Paulsen que yo recién conocí a mi llegada.
Holden Caulfield en sus 16 años ha sido expulsado de tres escuelas y regresa en época navideña -sin que sus padres sepan de su última crisis escolar- a Nueva York sin un rumbo fijo y haciendo preguntas como
“¿adónde se van los patos de la laguna de Central Park en invierno?”. Él los extrañaba porque les llevaba comida en sus solitarias andanzas veraniegas. Holden no tiene mucho éxito con las chicas porque hay algo que lo separa de una sociedad donde parece que todo fuera previsible y uniformado, durante unos años que no están muy claros en la historia, porque
Salinger la escribe a principios de los 50 cuando ya había sobrevivido la guerra. En Catcher no existe el ambiente bélico o sus temores.
Aquí las oscuridades son existenciales, acompañadas de una calidez humana que nos conecta a Holden desde la primera página. “No crean que les voy a contar mi vida igual que David Copperfield y toda esa pendejada”.
La vida de este chico es interior y repleta de agudezas sobre los seres que lo rodean. Holden es un ser auténtico. Esa es realmente su búsqueda. Hay valores que se han alejado de sus familiares, amigos y compañeros.
Y está también Robert Frost y su poema Comin’ Thro’ The Rye, que él lo escucha cantando por un pequeño niño jugueteando peligrosamente en el tumulto de la vereda en la Quinta Avenida y poniendo sus pies en calles donde los vehículos pueden arrollarlo.
Holden advierte la inocencia y el peligro que se cierne sobre los seres humanos cuando la adultez da paso al conformismo.
El Catcher es el que impide que eso suceda, que los niños -o la inocencia- no caigan al abismo y nunca se pierdan. No lo interpretamos como un sermón de Salinger porque en su prosa hay precisamente la poesía que nos hace ser niños otra vez, especialmente en el clímax glorioso en el carrusel de Central Park, donde el rostro de su hermanita Phoebe es lo que se registra como el símbolo de una salvación o un estado de gracia que puede ser escurridizo en todas las épocas. (O)
Fuentes: 20minutos.es, New York Times, deadcaulfields.com