Reina de Katwe: Jaque mate al destino
Reina de Katwe es un drama biográfico basado en la vida de una jovencita africana, quien en medio de la extrema pobreza y gracias al ajedrez se convirtió en campeona mundial de este deporte.
Cada dos años se realiza la Olimpiada Mundial de Ajedrez con equipos de todo el mundo. La edición de 2016 se viene desarrollando desde 1 al 14 de septiembre en la ciudad de Bakú (Azerbaiyán) con la participación de 141 países, entre ellos Ecuador. Se trata de uno de los eventos deportivos con bastante historia puesto que la primera que se celebró fue en París en 1924 y contó con la participación de 16 naciones.
Los equipos que participan están compuestos tanto por hombres como de mujeres. Ecuador está representado por su capitán Jaime Bastidas Rodríguez, y de los deportistas Martha Fierro Baquero, Carla Heredia Serrano, Evelyn Moncayo Romero, Abigaíl Romero Echeverría y Jacqueline Bosch García.
En este mismo mes coincide también el estreno en Estados Unidos de Reina de Katwe (Queen of Katwe), película inspirada
precisamente en una ajedrecista llamada Phiona Mutesi, una joven africana que está participando en la mencionada olimpiada junto con otras deportistas en representación de Uganda. Su historia cautivó a Disney y a ESPN Films.
El filme es dirigido por la cineasta india Mira Nair, responsable de Amelia (2009) o Salaam Bombay (1988), su primer largometraje que fue candidato al Óscar en la categoría Mejor Película en Lengua Extranjera. Y protagonizado por la oscarisada actriz, la mexicana de origen keniano Lupita Nyong’o (Star Wars, Doce años de esclavitud) en el papel de la madre de Phiona; y la debutante Madina Nalwanga se mete en la piel de la ajedrecista.
Nyong’o explicó lo importante que fue para ella haber filmado la película en Uganda: “Fue grandioso volver a casa. Yo soy del este de África. Soy de Kenia, que está justo al lado de Uganda”.
La película se basa en la novela de Tim Crothers: La Reina de Katwe: Una historia de vida, ajedrez, y un extraordinario sueño de convertirse en gran maestra. Ambas historias se enfocan en la travesía de Phiona en su recorrido en busca de convertirse en una gran jugadora de ajedrez. Pero, ¿quién es ella?
La verdadera ‘reina’
Cuando Uganda se independizó de Reino Unido (1962), Katwe, un barrio extremadamente pobre del sureste de Kampala, la capital, experimentó un crecimiento poblacional debido al traslado de mano de obra artesanal. Allí, la gente acudía para buscar reparaciones de equipos electrónicos importados, electrodomésticos y hasta vehículos. Los artesanos de esta localidad se hicieron expertos en fabricar, improvisadamente, repuestos para esos aparatos.
Hombres y mujeres fueron atraídos por este espacio que crecía y demandaba trabajadores. Pero, las dificultades de acceder a la educación y el empleo precario, hicieron de este lugar un caldo de cultivo para el aumento de la prostitución, robos a mano armada y asesinatos. En este difícil marco, comenzó a fraguarse una historia conmovedora.
Phiona Mutesi era una niña que desafió a su destino, el mismo que tuvieron Harriet, su madre; el de Night, su hermana mayor; y el de la mayoría de niñas que nacen en Katwe: vender maíz, mandioca, curri, casi cualquier cosa; encontrar pronto a un hombre, tener hijos, y repetir el círculo.
Ella nació el 28 de marzo de 1996 en una precaria casa, en un entorno con el mayor índice de infección por el VIH, donde las mujeres solo son consideradas para el sexo (el 50% de las adolescentes son madres) y el cuidado de la familia. “En realidad, lo que me interesaba era la comida”, dice Phiona en eldiario.es, al recordar su primer encuentro con ese deporte.
Cuando tenía tres años, su padre murió de sida. Pocas semanas después vio también morir a su hermana Juliet.
“Lo perdimos todo, tuve que abandonar el colegio porque mi madre no podía pagarlo, nuestro día a día era luchar por conseguir algo que comer. Con 9 años nos echaron de la casa donde vivíamos porque no podíamos pagar el alquiler, dormíamos en la calle, habíamos perdido la esperanza”, recuerda.
Fue su hermano Brian quien le habló del programa de ajedrez, una iniciativa que había puesto en marcha Robert Katende, un exfutbolista, misionero y maestro de ajedrez, junto a la organización Sports Outreach Institute (SOI) dirigida a niños de Katwe: aprendían a jugar a cambio de un plato de comida. Todas las tardes a la misma hora el pequeño desaparecía hasta que, un día, su hermana decidió seguirlo. “Era una vida muy dura”, dijo Phiona sobre ese momento.
Poco después, la hermana mayor también murió, probablemente de malaria. Su madre era su único sostén, pero no estaba en casa durante días. No tenía dinero para ir a la escuela, sin embargo, conoció a Katende, quien le ofreció comida, pero le advirtió que, a cambio debía recibir una lección de ajedrez.
Este fue el momento en que cambió su vida. Pronto ella sintió curiosidad. “Cuando vi por primera vez el ajedrez, solo pensé ¿otros niños pierden la cabeza por esto? Entonces los vi jugar y estaban felices y emocionados, y yo también quería tener la oportunidad de ser feliz”, recordó Phiona, hoy de 20 años.
Ella llegó al milenario juego a los 14 años de manera casi milagrosa. Fue así como esa niña de piel negra, ojos de asombro y cabello rapado descubrió ese deporte desafiando así su destino en suelo africano.
Rápidamente aprendió los movimientos y nunca más se separó del juego; se aferró a su sesgo integrador. Sus progresos en el ajedrez la elevaron bien alto; por primera vez se subió a un avión y viajó de Uganda a Siberia para disputar la olimpiada de Khanty Mansyisk, en 2010.
La gran maestra canadiense Dina Kagramanov advirtió el entusiasmo de Phiona por aprender los secretos del juego y le regaló dos libros sobre aperturas y finales. Y sin proponérselo, con apenas 11 años de edad, se impuso a jovencitas de 18 y 19 años y se hizo campeona nacional sub-20 en su país. En 2012 obtuvo el título de Candidata a Maestra por la Federación Internacional de Ajedrez.
“Yo no sabía lo que era Disney, me dijeron que iban a hacer una película sobre mí, pero no tenía ni idea, luego empecé a averiguarlo y cuando lo supe todo fue muy emocionante. Ojalá sirva para que quienes han perdido la esperanza, la recuperen”, dijo Phiona.
Hace tres años, cuando estaba en Estados Unidos, cumplió uno de sus sueños: jugó contra el mundialmente famoso Gari Kasparov, maestro y excampeón mundial, a quien la ugandesa considera su ídolo.
Gracias a sus movimientos en el ajedrez, Phiona le compró una casa a su mamá y parte de su dinero ganado en torneos lo invierte en centros donde se ayuda a otros niños y se enseña ajedrez. (A.C.J.) (E)
Cuando vi por primera vez el ajedrez, solo pensé ¿otros niños pierden la cabeza por esto? Entonces los vi jugar y estaban felices y emocionados, y yo también quería tener la oportunidad de ser feliz”
Phiona Mutesi