Sin suerte en el amor

08 de Julio de 2018
  • A sus 54 años, Juliette Binoche mantiene un alto perfil al momento de elegir sus películas.
  • Juliette Binoche en Un sol interior.

Con una trayectoria de unos 70 títulos, Juliette Binoche protagoniza en Un sol interior a una mujer en busca del verdadero amor.

Filmar sobre el amor entre dos personas puede ser un problema y más aún cuando el resultado se convierte en cliché, de allí que la historia del cine tiene –y por montón– un casi ilimitado repertorio de filmes mal logrados, ‘quemando’ por gusto buenas historias. Uno de los más recientes filmes protagonizados por la francesa Juliette Binoche es Un sol interior, dirigido por Claire Denis, el cual saca la cara al convertirse en una película que retrata ese sentimiento, pero avanza más.

La cineasta registra el abismo, a veces insalvable, que se dispone entre dos cuerpos en el estéril empeño de amarse. El origen de esta historia se encuentra en una adaptación de Fragmentos de un discurso amoroso del filósofo francés Roland Barthes.

Binoche parece haberse involucrado tanto en las similitudes entre ella y su personaje, Isabelle, una hermosa mujer de 50 quien parece tener todo, menos amor, al tiempo que deja entrever que tiene problemas en elegir a sus hombres.

Para este papel, dijo Binoche, “es posible que haya mucho más inspirado en mis propias experiencias”. Ella comparte roles con Gérard Depardieu y Xavier Beauvois, en esta sensualmente romántica película en la que ella hace el papel de Isabelle, una pintora parisina divorciada que busca otra oportunidad para enamorarse. Isabelle es una luchadora incansable por los derechos de las mujeres insatisfechas. Elige mal y sigue hasta el final, a ver si esta decisión errada puede tener un final feliz. Elige bien, pero algo pasa en la mitad y el hombre que buscó la deja con los churos hechos. Está sola, pero no puede disfrutar de su independencia.

Claire Denis (Los bastardos) se encarga también del guion, en el que su protagonista no logra atar los cabos de sus relaciones y se ha convertido en una especialista en ponerle más reglas al juego. Es así que Isabelle va probando el abanico de posibilidades: se relaciona con un banquero de conductas demasiado revolucionarias en el sexo, apuesta por un actor con la brújula vocacional perdida (Nicolas Duvauchelle), se emboba con un danzarín de taberna (Paul Blain), intenta con un artista de alma sensible (Alex Descas)y un obeso vidente (Depardieu) al que ella recurre como ayuda desesperada.

La actriz

Binoche (1964), ganadora del Óscar (El paciente inglés, 1996) y la Palma de Oro a mejor actriz en Cannes y ganadora de los ‘grand slam’ de otros festivales europeos, ha probado los sabores de la comedia al drama y de Kieslowski a Haneke. Ha dicho, referente a esta película que “no hay que dejarse llevar por los instintos”, pero también ha confesado que ella acostumbra a ver el amor aún como una adolescente. Esta percepción, sumado a que está encaminada en lo espiritual a través de las escrituras bíblicas y es contraria a refugiarse en el pasado, es lo que le ha servido para explorar más de 60 personajes en su dilatada carrera fílmica.

En latercera.com ella adelantó que no se trata de elegir bien o mal a los hombres. “No es una cuestión de elecciones, o del tipo equivocado o la chica buena. Más bien es un asunto de disponibilidad para el amor, del tiempo en que ocurren sus encuentros. Isabelle está tratando de amar, buscando la pareja, pero las cosas no le salen, por demasiado que lo quiera. En definitiva, creo que es muy difícil lograr una relación amorosa ideal. Para que exista un matrimonio coherente, creo que primero debes estar en matrimonio contigo mismo. Una vez que has aprendido a quererte, puedes saber lo que buscarás allá afuera. Las relaciones ideales son un cuento de hadas. En la realidad, nada es tan así. No es nuevo lo que digo. Todos los sabemos: hay que bajar de la montaña del cuento de hadas, decepcionarte de ese amor falso de película y entrar a la vida real”.

Cuando tenía 4 años sus padres se divorciaron y la enviaron a un internado con su hermana. Ahí descubrió la “necesidad vital” de actuar; no entendía por qué tenían que estar sentados siendo niños. “No es tan fácil practicar lo que digo (risas). Pero creo que no sacas nada con andar por la vida dispuesta a conquistar a medio mundo: tu voluntad nunca va a reemplazar el amor. Las relaciones en cierta forma no te pertenecen. Lo único que haces es dejar que el amor entre en ti, que pase por tu cuerpo, que vaya a otra parte y que quizás luego se devuelva. Lo respiras. O bailas. ¿Estar ‘en amor con sí mismo’ es la salida a los sufrimientos de las relaciones de pareja? Por supuesto que se puede compartir con la pareja, pero al final del día siempre estarás solo contigo mismo. Por eso hay tantas parejas y matrimonios que llevan 50 o 60 años juntos, pero viven en una mentira. Lo hacen porque es más fácil o conveniente desde el punto de vista material y hasta psicológico, pero solo se engañan”, dijo.

En Un sol interior hay humor, pero también contiene el vértigo de la desesperación. “Es una mujer muy desesperada, por eso también es divertida, por las situaciones absurdas. Su deseo es tan fuerte que no tiene miedo de seguirlo”, dijo la actriz parisina. (A. C. J.)

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