Villanía y deporte
Yo, Tonya, recreo uno de los momentos más memorables pero tristes de la historia deportiva en Estados Unidos.
Tal vez no le sea familiar el nombre Tonya Harding. Corría 1994 y ella, junto con Nancy Kerrigan, eran las principales del patinaje artístico de los Estados Unidos. Harding también es una de las más famosas de la historia en ese deporte olímpico por su villanía y por las malas mañas que usó para vencer en sus competencias. Entre sus mayores logros deportivos consta que fue la primera mujer estadounidense en completar un salto de triple axel en competición en patinaje sobre hielo en 1991. Pero su éxito en el hielo no siempre estuvo acompañado de felicidad en su vida personal.
Ahora bajo el título Yo, Tonya, interpretada por Margot Robbie y dirigida por Craig Gillespie, el filme cuenta la historia de Harding ahondando en los motivos que la llevaron a caer en prácticas tan poco deportivas como agredir a su compañera Nancy (interpretada por Caitlin Carver), comprometiendo incluso a su marido Jeff (Sebastian Stan) y a su guardaespaldas (Paul Walter Hauser).
En ese entonces, se pensaba que su lesión la dejaría fuera de los Juegos Olímpicos de Invierno que se llevarían a cabo en Noruega e incluso se pensó que podría olvidarse de su carrera deportiva; sin embargo, logró participar en la justa donde coincidió con Harding.
Al final de la historia de Harding, ella se declaró culpable de obstrucción a la justicia y fue sentenciada a tres años de libertad condicional, 500 horas de servicios comunitarios y una multa de 160.000 dólares. Fue desposeída de su segundo título nacional y obligada a abandonar la federación americana que la vetó de por vida. “América necesita alguien a quien amar y a alguien a quien odiar”, diría en ese entonces.
La trama, cuyo guion es responsabilidad de Steve Rogers, se articula sobre la base de las entrevistas concedidas por Harding y su entorno. Con un tono que fluctúa entre lo dramático y lo cómico, cuenta las duras vivencias de una Tonya que, desde un estrato de clase baja y un mundo violento (sufrió abusos físicos por parte de su madre y su exmarido Jeff Gilloly), se intenta abrir camino en la élite del patinaje artístico que la rechaza. “Toda mi vida me habían dicho que nunca llegaría a nada, pero saben qué, a lo mejor sí”, se escucha en el tráiler de la película. Contrariamente a lo que pudiera parecer, la película no la cataloga como una víctima, sino como una mujer fuerte que, con sus aciertos y errores, alcanza por unos instantes el estrellato deportivo para caer en la controversia y después en el olvido.
A 24 años del suceso que le dio la vuelta al mundo, se revelaron más detalles. Y es que para Margot Robbie –recordada por su papel de la supervillana de DC Comics, Harley Quinn en Escuadrón suicida (2016)–, esta película fue todo un reto, no solo por lo actoral –tuvo que someterse a una drástica caracterización, casi como la que hizo Charlize Theron en Monster (2003)– si no porque asumió la producción y fue quien prácticamente logró conseguir su financiación.
El reconocimiento a la película y, en especial, la presencia de la misma Harding en las entregas de premios y alfombras rojas, desató la polémica sobre si la cinta intenta redimir a la “villana del hielo”. Una idea que comparte la campeona mundial de 1982, la estadounidense Elaine Zayak, para quien aplaudir a Tonya es un “error pues por su culpa el patinaje artístico está manchado de por vida”. Para otros, como la actriz Alison Janney –quien hace el papel de la mamá de Tonya–, el filme habla sobre la lucha de clases y los juicios mediáticos. “Es una historia compleja de la que nunca conoceremos todos los hechos”.
Para la propia Harding, que tras un breve paso por el boxeo, altercados con la policía y hasta un intento de suicidio, actualmente vive una existencia tranquila con su segundo marido y su hijo, ha sido una oportunidad para dar a conocer su verdad. “Han pasado veinte años. Estoy segura de que Nancy Kerrigan lo ha superado, y yo también”.
Y como dato para los ‘netflixteros’, los responsables de la cinta rechazaron la oferta de 20 millones de dólares de Netflix, porque querían tener su recorrido en salas. (A. C. J.)
Fuentes: internet y agencias.