El niño que brilla en IG
Llevaba días con el sueño ligero. Había descubierto en Instagram (IG) la historia de José María Briz Cabrera, @josemariabriz por si también lo quieren seguir. A diferencia de muchas otras, esta no es la cuenta típica que muestra un mundo perfecto. Lo que refleja es un mundo de amor, de fe y de lucha. Eso fue lo que me enganchó y lo que me motivó a compartirlo con ustedes.
José María nació hace un poco más de cinco meses en Guayaquil con síndrome de Down y con tres cardiopatías que le complicaron la vida desde el primer momento. Con el ductus y la CIA (conexión interauricular) él podría vivir. Sin embargo, su tercera cardiopatía, la CIV (conexión interventricular), es la más delicada y la que deberá ser operada.
Esto originó un movimiento en las redes sociales, convocado por la tía del bebé y la mejor amiga de ella, para recaudar fondos a través de la plataforma gofundme. La respuesta solidaria vino de muchos lugares del mundo y Catherine, mamá de José María, sintió que debía retribuir la ayuda manteniendo informada a la gente del estado del bebé a través de las redes sociales.
Para Catherine esta cuenta de Instagram servirá de diario para mostrarle a José María cuando sea grande todo lo que vivió desde su nacimiento, pero también es una fuente de inspiración y ayuda a otras personas que viven situaciones similares y que por las redes han estrechado lazos de amistad con ella.
Los doctores Simón Duque, Mónica Ponce y Max Barrera ocupan un lugar muy importante en la historia y en la vida de esta familia, pues son los héroes que el destino puso en el camino de José María para sobrevivir. No estaba contemplado, fue una “Diosidencia”, dice Catherine.
El equipo médico consideró al inicio la opción de trasladar al bebé a Boston para ser operado, pero con 1,5 kilos de peso que tuvo al nacer el riesgo de mortalidad era de un 95%. Por fortuna, o milagro, José María ha ido mejorando poco a poco, ganando peso y creciendo, de tal forma que la operación será menos riesgosa y podrán hacérsela en Chile más adelante, cuando los expertos lo indiquen.
Con 77 días en cuidados intensivos, la situación era compleja. Pero se formó una gran red conformada por familiares, amigos, conocidos y desconocidos de Suiza, China, Estados Unidos, Argentina, España, Colombia, Perú, México y muchos otros países. Y, sin importar la religión, piden por la recuperación de José María. Incluso hay quienes han manifestado su acercamiento a la fe gracias a este pequeño.
Mientras el bebé estuvo en cuidados intensivos, cada noche Catherine se despedía diciéndole que luchara, que su lucha iba a valer la pena, que él va a ser el bebito más feliz y amado. Y este pequeño le hizo caso. Hoy José María está en casa y es un testimonio de fe y de amor. Y aunque la lucha continúa, sus padres, Catherine y Francisco, solo conocen una palabra: Gratitud. Historias como esta valen la pena compartir. (O)
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