Boom Estéreo
Entrevista a Simón Mejía, teclista, bajista y miembro fundador de Bomba Estéreo, banda colombiana nominada al Grammy que fusiona ritmos latinoamericanos con música electrónica, hip-hop, dub y otros.
Simón me recibe en su casa, el día lunes después del concierto. Está con su esposa y Vicente, su hijo de dos meses. Tomamos un cafecito, me pregunta qué tal el concierto y conversamos un poco.
Luego vamos a su estudio, en la parte de atrás de la casa, repleto de sintetizadores (me llama la atención uno que es una reliquia de los años ochenta), guitarras y bajos.
Bomba Estéreo “es una mescolanza de varios géneros”, cuenta Simón. “La música electrónica es la base de nuestras composiciones, mezclada con ritmos afro-colombianos”. Entre estos ritmos, ellos cuentan con la champeta (un ritmo colombiano) y la cumbia por el lado afro, y por el lado electrónico están las influencias del dub, hip-hop y rock. Al escuchar Bomba Estéreo, hay claras influencias en la parte vocal de la Mala Rodríguez mezcladas con cantantes típicas de Colombia.
La banda comenzó años atrás como un proyecto solitario de Mejía. Se invitaba a músicos que iban y venían como si fuese Fania All Stars. En esta búsqueda, aparece Liliana Saumet, oriunda de un poblado costero, con mucha influencia caribeña, y toma las riendas de la parte vocal. Se nota. Su puesta en escena y su actitud es la de un neo-ícono pop caribeño.
Con el pasar del tiempo se unen Quique (baterista) y Julián (guitarrista). Se convierten en un cuarteto más cercano a una banda de rock en estructura, pero que pone a bailar al público con sus ritmos caribeños.
Han gozado de cierto reconocimiento últimamente a nivel internacional, según cuenta Simón: “Hemos trabajado en Chile, Argentina y México. Pero durante los veranos boreales vamos mucho a festivales en Europa y EE.UU”.
Agrega que no son ajenos ni desconocidos en Ecuador, ya que han visitado nuestro país en varias ocasiones: “La primera vez fue en El Aguijón (Quito), la segunda vez fuimos a un festival gratuito en Quito, una plaza al lado de un teatro. Fue increíble porque era gratis, estaba lleno de gente y fue una energía superchévere; llovía, pero la gente nunca se fue”.
La energía que derrochan en cada show es imparable. En el público se baila porque se baila.
“Digamos que el show del Estéreo Picnic era diseñado para esa tarima (Festival Estéreo Picnic). Íbamos con todo el equipo: luces, video, escenografía. Era un show más magno”. Pero explica que en ocasiones hay un formato más reducido como para bares.
Simón comenta que se encuentra maravillado con la puesta en escena de la banda. En ella, afirma, está la evolución del grupo. “Nuestra fortaleza es en vivo, el desarrollo de la banda ha sido en vivo. Hemos llegado hasta aquí no por los discos, sino por nuestras presentaciones. Si haces 200 shows o más al año, ya se ve mejor cómo manejas la tarima y la música, cómo te conectas con la gente”.
Gracias al reconocimiento internacional, se han presentado en shows como el de Carson Daly y hasta en la BBC de Londres. Simón justifica esto al nuevo boom de música latina. Dice que a diferencia de íconos musicales latinos de los años ochenta y noventa, hoy se valora más el ritmo latino y no el rock latino (siendo el rock un ritmo ajeno a nosotros). “Los ojos del mundo nos ven con más respeto, musicalmente hablando”, dice.
Por último, le pregunto qué canción de su repertorio enamoraría a un público como el guayaco, muy reacio a escuchar música nueva. “Creo que sería Fuego. Es una canción con la que nos hemos dado a conocer. Quizás sea más accesible a gente que no está acostumbrada a ese tipo de música. Y otra, sería El alma y el cuerpo, que es más suavecita. Son dos caras de Bomba Estéreo”.
bomba estéreo en el escenario
Sábado por la noche. Después de que The Wailers abandona el escenario, este se prepara para recibir a Bomba Estéreo. Se encienden las luces, el público grita y se comienzan a escuchar algunos arreglos musicales. Minutos después, se enciende un reflector e ilumina a Liliana Saumet, vocalista de la banda.
Irrumpe sobre el escenario, con un atuendo azulado, con plumas, parece un papagayo o un chamán. El público la aclama y ella comienza a cantar las primeras líneas de Pure Love. Mientras la percusión da inicio a un beat muy latino, la música cambia y comienza el show. Saumet se mueve y se adueña del escenario. El público salta y baila. Se escucha por los parlantes: “¿A quién le gusta la champeta?” Y todos gritan. Comienza Qué bonito. Los presentes la corean, llega el coro y todos bailan. La tierra tiembla (literalmente).
En esa noche fría con garúa bogotana, bajan un poco las revoluciones, Bomba Estéreo continúa con El Alma y el Cuerpo. Aún así el escenario es de ellos. Comparo con Nine Inch Nails y Red Hot Chili Peppers. Bandas consagradas, que una vez fueron under y en contra el establecimiento. Hoy, bandas divas que caen en el vedetismo de no conectarse con su público más allá de su música.
El show termina en un clímax de baile. La banda se despide y da paso a Gogol Bordello, con su rock gitano que vuelve locos a todos los presentes. Pero eso quedará para otro día.