Jazz, esa especie invasora
El CEN Jazz Ensemble ‘irrumpió’ en Galápagos para ofrecer dos conciertos en la isla Santa Cruz.
Las alarmas no sonaron, y aunque la tripulación de aquel vuelo Guayaquil-Baltra roció con aerosol la aeronave para ‘desinfectar’ a los pasajeros y proteger el ecosistema de las islas Galápagos de organismos extraños, una nueva especie musical para el archipiélago aterrizó y se coló entre sus pobladores.
Esta “forma de vida” venía alojada en las manos y en los instrumentos de cinco huéspedes: Joel Icaza, Juan Ordóñez, Marcel Ferrer, Emanuel Espinoza y Orlando Salvador, integrantes del CEN Jazz Ensemble (agrupación auspiciada y promovida por el Centro Ecuatoriano Norteamericano de Guayaquil).
El virus musical también se anidaba en su director, Freddy Bolaños, quien vio nacer el quinteto, madurar musicalmente y producir dos álbumes con composiciones originales (The Beginning y Sixty Five and Four).
“Ya sabes que nosotros estamos conectados vía wifi”, escuché bromear al guitarrista, pero resultó que no era un chiste, tal conexión entre sus músicos es una de las características de esta agrupación. “Eso sí existe”, me confirmó después Freddy, quien experimentó el mismo vínculo al integrar Bolaños Jazz. “Después de tener mucho tiempo tocando juntos nuestros temas, ya no queríamos tocar lo mismo y decíamos ¡toquemos nomás! Yo me pegaba al groove de la batería, mi hermano esperaba algunos compases, mi sobrino con el saxo se pegaba rapidito con una melodía que se le ocurría, porque ya sabía en qué tono estábamos. Había canciones que duraban 15 minutos... íbamos cambiando de tono, sin querer, uno cambiaba de tono y el otro ya lo oyó ¡y ya fue!, eso se disfruta bastante”.
La creación musical del CEN Jazz Ensemble también es capaz de expandirse y de multiplicarse, como las ramas de un árbol, sobre los escenarios, en cualquier ambiente. Así lo experimentaron los habitantes de la isla Santa Cruz, donde se presentaron el 23 y 24 de junio, primero en el Muelle de los Pescadores como parte de la Celebración del Día del Padre y luego en la inauguración del parque Los Colonos, en Santa Rosa (zona alta de Santa Cruz).
Los ‘culpables’ de la llegada de esa especie musical al archipiélago fueron tres: Johnny González, director del Centro Ecuatoriano Norteamericano (solicitó hace cinco años la creación de la agrupación y confió en Freddy Bolaños para dirigirla), Consuelo Hidalgo y Fernanda Aguirre, directora y coordinadora culturales.
“Tenemos personas que ya nos conocen y que nos piden al grupo, pero siempre estamos buscando nuevos mercados donde introducirlos”, me contó
Consuelo. “Pero siempre sin contaminar la opinión del público que los va a escuchar por primera vez”, advierte. “No se trata de ‘venderlos’ desde nuestro punto de vista, sino de crear esa sorpresa agradable en las personas y que cada asistente se forme su propia opinión”.
Gracias a esta estrategia, el CEN Jazz Ensemble ha visitado Santo Domingo de los Tsáchilas, Cuenca, Portoviejo, Manta, Santa Elena y espera confirmar una futura fecha en Quito. “Ya tienen su audiencia en Guayaquil, pero permanecer en la zona de confort, esperando a que la gente que gusta del jazz siga yendo a verlos, no es algo que nos satisface. Estamos empujando para que los chicos puedan tener más alcance en comunidades donde nunca han escuchado el género”.
Ese fin de semana le tocó a las islas, que los recibió gracias a la gestión del Gobierno Municipal de Santa Cruz y de Jorge Rodrigo Paredes, director de Desarrollo Social GADMSC.
Dos focos infecciosos
Santa Cruz se levantó de fiesta el viernes para celebrar a sus adultos mayores por el Día del Padre. Gracias a una iniciativa de instituciones locales se preparó la feria gastronómica y de artesanías y, por la tarde, hubo presentaciones musicales.
Esa mañana, los chicos aprovecharon las horas previas a la prueba de sonido para escaparse a Tortuga Bay (para todos era su primera vez en las islas) y, además, de bronceados, regresaron con un tema musical, con el que sorprendieron a todos.
Ya sobre el escenario, Emanuel, el saxofonista, tomó la palabra para saludar al público y presentar a sus compañeros, pero pocos minutos después dejó la formalidad para bajar del escenario y sentarse junto a dos de sus fanáticas que aplaudían siguiendo el ritmo. “Ojalá vuelvan por acá, que vayan poniendo un piti de arena en los zapatos para que vuelvan”, dijo Beatriz Bonilla, de 82 años, residente del sector del Edén.
Esa noche no solo los lugareños bailaron, el jazz funcionó como miel para atraer a los turistas extranjeros, quienes se detenían a escucharlos. Una de ellas fue una viajera surcoreana. “¡Very good, very good! ¡Muy bueno!”.
El sábado, la especie musical continuó ‘infectando’ a más habitantes. Esta vez retrocedió unos kilómetros hasta la llamada parte alta para tocar en la inauguración del parque Los Colonos.
Los ‘síntomas’ de los contagiados se repitieron: manos que aplauden, pies que se mueven y un grupo de extranjeros que bailaba y gritaba al finalizar los solos de cada instrumento.
Virus en expansión
“Desde la creación del CEN, hace 66 años, es la primera vez que tenemos la oportunidad de traer nuestra oferta cultural a Galápagos”, confesó su director general. Y no tienen planeado detenerse.
Definitivamente no hay cómo huir de esa especie musical que continuará expandiéndose en las provincias del país a través de estos artistas. Disfrute de ser contagiado, es un virus pegajoso. (E)
Alineación original: En estos shows no pudieron estar presentes Jonathan Aguirre (guitarra) y Miguel Aguilar (batería).