Lil Buck: ¿Quién puede bailar así?
Charles ‘Lil Buck’ Riley moldea su cuerpo desde los doce años con los movimientos del jookin, un baile urbano originario de Memphis, EE.UU.
Sus pies no pueden estar inmóviles con el sonido de algún instrumento. Según el compás, sus extremidades, su cabeza y sus manos acompañan el movimiento que resulta hipnotizante para quien lo observa.
El estadounidense Charles ‘Lil Buck’ Riley, de 26 años, es considerado ya el embajador del Jookin, un estilo de baile callejero que evolucionó del Gangsta Walking, popularizado en Memphis.
El director de videos musicales, Spike Jonze, capturó a Riley en una de sus presentaciones al aire libre en la que se movía al ritmo de la melodía The Dying Swan, acompañado del maestro Yo-Yo Ma. Este video alcanzó inmediatamente miles de visitas en YouTube. Así pasó de ser un bailarín anónimo a presentarse en el Superbowl del 2012 junto a Madonna, a bailar con el New York City Ballet y a ser uno de los protagonistas del espectáculo Michael Jackson: One del Cirque Du Soleil, en Las Vegas.
Estas oportunidades llegaron también gracias a la formación clásica en ballet que recibió cuando tenía 17 años. Fueron dos años y medio de entrenamiento que, de acuerdo con Riley, también facilitan su actual estilo. “El ballet realmente me fortaleció, así que ahora puedo pararme sobre los dedos de mis pies, también hacemos muchos giros que pueden identificarse con las piruetas del ballet”, dice.
Pero antes del ballet, el jookin ya estaba en su vida desde los 12 años. “Como niño era terriblemente activo y cuando conocí el jookin, me atrapó. Vi a este hombre deslizándose por la alfombra, haciéndola parecer como agua y me cautivó. Decidí poner toda mi energía en aprender este estilo y ser tan bueno como quería ser”.
Admite que desde entonces, desde que se levantaba no dejaba de moverse. “Bailaba en todos lados, cuando me despertaba, mientras me cepillaba los dientes. en las tiendas, en los estacionamientos, toda mi vida era jookin”, dijo en una entrevista Time Out New York.
Sin saberlo, Riley adoptaba desde entonces ya posturas similares al ballet y esto fue lo que atrajo la atención de Katie Smythe, directora del New Ballet Ensemble, quien le ofreció una beca para que estudiara esta disciplina. Además, pasó dos meses en Londres, estudiando en la entonces llamada Royal Academy of Dancing. Gracias a una lesión, Riley también descubrió la gran flexibilidad que posee su cuerpo y decidió explotarla.
Cuando era niño su tobillo giró 180 grados en un accidente, por lo que debió someterse a terapia física. Pero esta dolencia se repitió nuevamente, años más tarde en una de sus clases de ballet, pero esta vez fue diferente. “Mi tobillo sonó fuertemente y sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo, fue extraño, pero no dolió así que al día siguiente mis tobillos estaban flexibles y sueltos, así que dije ¡ok!, es como la historia de un superhéroe”, recuerda.
Otra de las características que diferencian a Riley de otros coreógrafos o bailarines es que nunca utiliza espejos para ensayar. De acuerdo con el artista no se trata de ver o copiar un movimiento, si no de sentirlo.
Siguiendo con la tendencia de combinar lo clásico con lo urbano, Riley también acompañó en el 2011 a Yo-Yo Ma a Beijing (China) para presentarse en el Foro de Artes y Cultura. El año pasado también se juntó con destacados músicos clásicos en Le Poisson Rouge en Nueva York. La presentación de este programa estuvo a cargo de Damian Woetzel, director del Vail International Dance Festival.
El artista cree que, con el tiempo, es posible que se escriban libros sobre el jookin o quizás los pasos y movimientos empiecen a tener un nombre propio, tal como ocurre en el ballet. Este proceso, asegura, no le quitará la magia del baile. “Primero les enseñaría su historia, antes que un movimiento, lo importante es que la gente lo respete”, dice.
Cuando conocí el jookin, me atrapó. Vi a este hombre deslizándose por la alfombra, haciéndola parecer como agua y me cautivó. Decidí poner toda mi energía en aprender este estilo”, Charles Riley.