Mariela Condo: Su siguiente parada es Guayaquil
Luego de su gira por Perú, Chile, Argentina y Uruguay, la cantante ofrecerá un concierto en la sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar, este martes 5 de abril.
La figura menuda y esbelta de Mariela Condo va en concordancia con su timbre de voz cálido, delicado... nítido. Esa voz, que se convirtió en canto desde su niñez, es para ella un regalo “una manera de ir desenredando el alma, los pensamientos y de irse acompañando”. A sus 32 años, esta cantora originaria de la Comunidad de Cacha (ubicada a 15 minutos de Riobamba, en Chimborazo), acaba de regresar de una gira por Perú, Chile, Argentina, y Uruguay.
De sonrisa amable, y ataviada con una blusa blanca bordada y accesorios coloridos de tagua que evocan su origen étnico, cuenta que el show que expuso en su gira por el sur del continente fue “un rejunte” de canciones escogidas de sus tres CD: Shuk Shimi Waranka Shimi. Una voz, mil voces; Vengo a ver (2013) y Pinceladas (2015).
Canciones propias como Flor de Quebrada, El trigo y el sol, Vengo a ver, y otras del repertorio latinoamericano, como Zamba para olvidar, Canción con todos o Duerme negrito, fueron compartidas a los públicos de Lima, Santiago de Chile, Mendoza, Buenos Aires, Córdoba, Rosario, en 12 conciertos durante un mes y medio. Lo hizo en los más diversos escenarios culturales de esas ciudades: Jazz Zone, Festival Womad, Nomadak, Trovadores sin fronteras, Mediateca Godoy Cruz, Café Vinilo, compartiendo jornadas con artistas como Cali Flores de Perú, Cecilia Concha de Chile, Juan Quintero, Carlo Seminara, Clara Cantore, Daniela Conejero, Pedro Villagra, Ana Robles, el Grupo Ojo de Agua y el agrupación Barrio de Argentina, y Silvina González, de Uruguay.
Con su primera producción: Una voz, mil voces, las canciones en lengua quichua fueron como un retornar a casa, cuenta. Es que en su comunidad en donde el canto era una forma de comunicarse, ella lo aprendió de los abuelos.
Sin embargo, salió de niña de su comunidad y luego realizó sus estudios en Riobamba donde tuvo sus primeras clases de piano. Cuando su familia viaja a Quito en busca de mejores oportunidades, entra al Conservatorio pero no alcanza a completarlo, aunque sí termina sus estudios formales de bachillerato.
Y aunque por un momento dudaba sobre cuál debería ser su destino de vida, le llegó la noticia de una carrera universitaria de música en la Universidad San Francisco, donde aplicó a una beca. Para entonces ya no hablaba quechua, por lo que este primer disco que lo inició en el segundo año de carrera, fue justamente como un reencuentro con la niñez, y el juego del canto.
En su segundo y tercer disco, producidos por Daniel Orejuela, ella escribe sus propias composiciones. Pero también participó en un proceso creativo conjunto con músicos como Alex Alvear y Beto Gómez. En los dos últimos discos el formato es sinfónico. Ella destaca de este trabajo musical el diálogo entre los instrumentos como el violonchelo, guitarra acústica, clarinete, la voz y la percusión.
Lo que más le ha gustado a Mariela de esta gira, que realizó con un formato de dúo y acompañada justamente con el guitarrista mexicano Beto Gómez, ha sido el poder estar con la gente, compartir escenario con otros artistas y así hacer una familia más grande en la música.
De hecho eso mismo sintió cuando por cinco años fue parte del Vozteso Ensable, en el cual junto con otros cuatro cantores corales interpretó música contemporánea, sacra antigua y música tradicional ecuatoriana.
Cuando se le pregunta a Mariela en qué género ubicaría a su música, ella misma no tiene un lugar preciso en dónde colocarla. Pero asegura que muchos hablan de una “nueva música ecuatoriana”. En principio podría ser así, pero le parece que es un nombre demasiado temporal. Pues lo que es nuevo hoy, será viejo mañana. Sin embargo, eso también hace que el artista tenga el reto de crear y de reinventarse permanentemente, comenta.
Entre sus planes dentro de este mismo año están realizar una gira por el norte de América del Sur y a mediano plazo grabar el que sería su cuarto disco. Para ello es importante poder darse tiempo para poder mantener la línea de la composición.
A la hora de componer, ella dice que se inspira en sus propias vivencias, en sus sentimientos y pese a su alto registro de soprano, dice que siempre prefiere los tonos que sean parecidos a los que usa al hablar.
Ahora, el siguiente paso, en la ajustada agenda que maneja Mariela es el concierto del 5 de abril dentro del festival de La Otra Música, en Guayaquil, en el Teatro Sánchez Aguilar del puerto principal. Ella invitó cordialmente a la gente guayaquileña a que la acompañen en esta cita.
También ha planificado para los siguientes dos meses, conciertos en Cuenca y en Riobamba, su tierra más cercana. (E)
Más información: Sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar, 20:00, $ 17.