Una mirada a la industria musical

Colombia es un país exportador de talento. Con Andrés Cepeda descubrimos cómo lo logró.

En el 2013, la industria musical colombiana tuvo un importante crecimiento, coherente con la sostenida producción de talento que muestra desde la década del 90. Shakira, Carlos Vives, Juanes, Fanny Lu, Andrés Cepeda, Fonseca y Maia son parte de una lista de artistas que se han convertido en sello de Colombia.

Entre las cuatro naciones de habla hispana que más exportan música está Colombia, junto con España, México y Argentina.

Este fortalecimiento no ha tenido relación con la promulgación de leyes, según Andrés Cepeda, cantautor con una carrera consolidada, siete álbumes grabados y que está terminando una gira que ha recorrido América Latina, Norteamérica y Europa.

A fines del mes pasado estuvo en Guayaquil y con él hicimos un análisis sobre la expansión musical colombiana.

Recuerda que durante décadas en su país se trataba de emular lo que venía de afuera. “Todo lo americano, lo europeo, nos resultaba chic, nos resultaba interesante y despreciábamos lo más autóctono, lo más nuestro”, dice convencido de que el primer giro llegó por el fútbol, que al internacionalizarse no solo dio alegría, sino que revalorizó lo propio.

En esos cambios de mentalidad, para Cepeda históricos, da crédito a Carlos Vives, que aparece en los años 90 “con esa idea magnífica de fusionar el vallenato y el rock y resulta que esa idea al resto del mundo le gustó y a nosotros nos encantó”.

Carlos Vives tiene el récord del mayor número de nominaciones al Grammy Latino. Shakira ha recibido más de cien premios desde que comenzó su carrera y Sony Music Colombia creció en un 19% el año pasado. Otro indicativo en el termómetro es el aterrizaje de Deezer, uno de los grandes de la música en streaming, impulsado por el crecimiento del 5% que experimentó la industria del ritmo en el 2013. La firma busca expandir el negocio hacia el resto de Latinoamérica, después de entrar a Colombia por medio de terceros y registrar con ello un incremento del 400%, señalan publicaciones recientes de diario El Espectador.

Cepeda cree que Vives despertó en otros artistas la visión hacia al folclore, de ver en principio menos hacia afuera para desde adentro marcar el camino hacia mercados extranjeros.

“Yo soy, de pronto, el peor ejemplo para hablar de aquello. Yo me convencí de que no quería seguir haciendo rock porque me di cuenta de que por más que quisiera no iba a ser como esos ídolos roqueros porque no estaba en mí, no estaba en mi ADN, entonces me puse a pensar cuál era ese ADN mío y encontré que tenía un romance oculto y secreto, que ni siquiera yo conocía, con el bolero...”, cuenta como para rescatar que al éxito se llega haciendo lo que resulta más cómodo.

Escribiendo boleros arrancó su carrera como solista tras dejar Poligamia, el grupo de rock al que perteneció en sus inicios.

En marzo pasado, El Espectador de Colombia publicó declaraciones del argentino Peter Alhadeff, un economista de la Universidad de Oxford, fundador de la Facultad de Administración de Negocios de Música en Berklee y uno de los más reconocidos gurús del tema en su país. Para él lo que ocurre con la industria musical colombiana no es casualidad. Destaca su variedad de géneros y la facilidad de fusiones con la música de otras partes del mundo.

En Colombia, añade Cepeda, no hay leyes que fortalezcan la producción nacional particularmente. Las hay para el cine y las de protección intelectual que son universales. “No tenemos una ley de porcentajes de aire, pero qué pasa, que no la estamos necesitando, (porque) hay suficientes artistas colombianos copando las ondas radiales y los espacios de televisión como para que necesitemos pedir esa norma”, precisa.

Coincide en que la variedad de ritmos propios que se fusionan con otros y el cambio de mentalidad son la razón por la que hoy se ve a tantos artistas a nivel internacional y de que el mercado se esté desarrollando a pesar de que pasaron por una crisis del disco que llevó a los músicos a transformarse y a buscar otras maneras de producir.

En esas nuevas formas se abre espacio la internet, que hasta hace poco era vista como un enemigo. “Hay una concepción un poquito errónea sobre la función de la red. Actualmente en nuestro mercado mucha gente piensa que nos están robando por la red y ese pensamiento ya nosotros lo reevaluamos y lo convertimos en otra cosa. Nos hemos dado cuenta y ahora existen leyes que nos favorecen a nivel mundial. Cuando un artista tiene muchas vistas en YouTube, gana por eso; cuando las fans suben el video que tomaron en un show y ese video tiene más de tantas visitas, tú empiezas a ganar dinero por eso”, explica.

Y no es todo. Cepeda acepta que existen portales en los que se puede descargar música gratuitamente, pero también hay los que están reglamentados, en los que se obtienen temas de manera económica y son muy utilizados. “Entonces se han cambiado un poco los canales y han cambiado los valores y las cifras, pero en el mercado siguen siendo muy importantes y como ahora es global, pues también se expande, en cierta manera se reduce, pero también se expande porque está llegando a lugares (del mundo) donde antes era muy difícil llegar”.

¿Y esto bloquea la piratería? “¡Claro!, porque ya no necesitas ir a la esquina para obtener esta música, abres tu computador, tu ordenador, y tienes acceso a ella, si es necesario pagándome un poquito, a veces no pagando, entonces el pirata queda fuera de la ecuación”.