La convivencia virtual
Llevamos cerca de 10 años usando redes sociales, ¿pero qué hemos aprendido? La reputación digital no está garantizada, lo privado no existe y lo que suba en sus cuentas digitales puede jugarle a favor o en contra.
Internet ofrece la facilidad de ser anónimo y da pie a que la mayoría se comporte con más libertinazgo que en la vida real. No es un problema tecnológico, es un problema social que se deriva de la aplicación de la tecnología.
Los mecanismos para enmascarar la identidad son fáciles de obtener y, hasta cierto punto, no van contra las leyes. “Esa situación se traslada a las redes sociales, donde se puede crear una identidad falsa, al punto que puedo estar conversando con un robot y no darme cuenta”, dice el experto en seguridades Rafael Bonilla Armijos, y da el ejemplo del proyecto Duplex de Google, que permitiría al teléfono representar a su dueño mediante un asistente de voz, y llamar a solicitar cualquier servicio, usando lenguaje coloquial y negociando horarios.
Así que la tecnología no es la llamada a mejorar la convivencia, sino la educación. Las mismas normas que rigen nuestra vida en sociedad, dice Bonilla, deberían regir nuestra vida digital. “¿Por qué ocurre la violencia en las concentraciones masivas? Porque la gente está escondida dentro de la masa. En la red social pasa lo mismo, la gente está escondida en la virtualidad”.
Arena de combate
En toda sociedad es saludable que existan contrastes de puntos de vista, sostiene Jacobo Quintero-Touma, jurista especializado en el manejo de conflicto y negociación. Lo malo es desconocer cómo abordarlos, especialmente en redes sociales, donde las disputas empeoran por la falta del contacto cara a cara.
“Cuando uno discute con alguien, frente a frente, puede ver los efectos que le genera y recapitular, si su intención no es agredir. En las redes sociales esta inmediación no existe”, explica Quintero-Touma.
Por tanto, el conflicto crece, involucra a terceros, y como aparentemente todos estamos conectados en las mismas plataformas, hasta los desconocidos inyectan su carga personal en la discusión ajena. Dado que nadie está observando las reacciones del otro, se degenera en un ambiente hostil y desinhibido.
Otro aspecto que perjudica la convivencia es la creencia de que las redes sociales son una realidad ajena y separada a la vida fuera de las pantallas. Asumimos que cualquier acción en ellas no debería tener efecto en nuestra cotidianidad. Grave error. La realidad ha mostrado lo nocivo que resulta expresarse sin medir los alcances. “Uno cree que la realidad virtual termina cuando apaga la computadora o el teléfono. Pero el daño ya está hecho. Herimos. La gente puede perder trabajos, los políticos pierden elecciones, los restaurantes dejan de vender. Alguien puede morir por esto”, ilustra el especialista.
Tal vez sea momento de replantear nuestros objetivos en las redes sociales y así revisar qué queremos lograr con nuestras expresiones o maneras de conducirnos en ellas. Quintero-Touma señala: “Lo ideal es analizar un poco lo que vamos a escribir. Si está participando en una discusión, trate de serenarse antes de hacer comentarios, para que su emotividad no sea tan alta”. El respeto al otro es fundamental.
QUEJAS Y MÁS QUEJAS
Una función adicional de las redes sociales es ser buzón de sugerencias y quejas para las empresas. Les proveen información de lo que pueden mejorar. Hacer comentarios es correcto, explica el abogado Jacobo Quintero-Touma, siempre y cuando sea un reclamo para arreglar la situación que lo ha afectado, todo con respeto y cortesía.
Si va a insultar a una marca porque su servicio no fue óptimo, ¿espera que así lo tomen en cuenta? Si quiere una disculpa o alertar a otros, la venganza no es un buen medio para conseguirlo, y menos para solucionar la situación que lo incomodó.
“Puedo ser firme pero no hiriente, no es necesario ser violento. Si es así, usted no está generando ninguna información para generar un correctivo ni sentirse mejor”.
¿Ha leído el acuerdo de servicio?
Por supuesto, entre nosotros hay mediadores y herramientas. En el primer caso está el moderador, la voz conciliadora que recuerda el reglamento a los usuarios y aplica sanciones, de ser necesario. Usted tiene también la opción de reportar cualquier conducta inapropiada. Para saber las reglas del sitio, consulte las políticas de uso y el Acuerdo de Nivel de Servicio (que rara vez se lee). A pesar de esos acuerdos, dice Bonilla, el riesgo tecnológico para quien publica spam sigue siendo nulo. Entonces queda el campo legal.
La doctora Katia Murrieta informa que la legislación ecuatoriana protege y garantiza el derecho a la integridad personal, a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad y al secreto de la correspondencia física y virtual, desde la Constitución de la República (art. 66).
Estas garantías constitucionales se hacen efectivas a través de la Ley de Comercio Electrónico, Firmas y Mensajes de Datos, Código de la Niñez y la Adolescencia, Ley Orgánica de Comunicación y Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional; los delitos están tipificados en el Código Orgánico Integral Penal, COIP.
No obstante, dice la abogada, no todo se puede resolver a través de las disposiciones legales. “La conducta se moldea desde el vientre materno y se va aprendiendo del entorno a medida que se va creciendo. Estudios científicos revelan que en el código genético humano se alberga un 50% de agresividad que nos viene de la época de las cavernas y se mantiene vigente”.
Esto se modera de acuerdo a las condiciones del ambiente en que se desarrolla el individuo. En el acoso hay factores que considerar en el hogar del acosador y en el del acosado: la violencia intrafamiliar es un elemento de peso. “También influye poderosamente la falta de amor y de comunicación entre padres e hijos”, afirma Murrieta. “La ausencia materna en el hogar es una de las grandes debilidades de los siglos XX y XXI”. A ello se agrega que la tecnología está al alcance de la mayoría, pero la utilización no es controlada debidamente por los padres.
Aplicaciones de chat
Consejos de Vanessa Barbery, especialista en innovación y experiencia de clientes:
1. Al recibir un contenido por WhatsApp, pregúntese: ¿Por qué creo que es verdad? ¿Validé que es cierto? Cuestiónese
también por qué debe pasarlo a sus contactos. 2. Entienda que a todo se le puede hacer captura de pantalla. “Somos esclavos de lo que decimos en WhatsApp, ahora más que nunca es cierto este dicho”. 3. Si decide discutir por chat, tome el tiempo de pensar lo que va a decir. “Ahora explotamos, y como estamos a un clic de distancia, comenzamos a atacar al otro y eso es peligroso”. 4. Use a su favor el tener que escribir para estructurar sus ideas. Si de verdad tiene que hacer ese reclamo, piénselo, escríbalo, revíselo, acórtelo y entonces, envíelo. Su mensaje tendrá más valor.
5. Pregunte al otro antes de agregarlo a un grupo de chat. Si alguien a quien estima, lo agrega sin consultarle y quiere salir sin crear conflictos, escríbale directamente y comuníquele que va a abandonar el grupo.
El manejo de lo privado
El control empieza por saber que todo lo que se publica en la web está allí para siempre. Usted puede eliminarlo solo en apariencia. La intimidad no existe en este tipo de situaciones. Aquí, Bonilla recomienda usar la herramienta del sentido común. “Aun cuando confíe muchísimo en la persona, piense que le pueden robar el teléfono”. O la relación puede deteriorarse y ese material convertirse en una desventaja. ¿Qué le garantiza que la persona conocida está en posesión del dispositivo en ese momento? “Las cosas que pertenecen a lo privado, mientras menos queden registradas, mejor”.
Si desea crear un perfil para sus hijos, para asegurarles el nombre en una red o la dirección de correo, Bonilla advierte que es mejor que no alimente esa cuenta con información real de los menores. No fotos de retrato, fechas de nacimiento, centros de estudios, lugares donde entrenan, juegan o viven. Nunca dé a los niños el control de la cuenta. Ni siquiera de un reproductor de música o una consola de videojuegos. Créeles una extensión de la cuenta parental.
El derecho a ser olvidado
Para quienes quieren limitar la huella que dejan en internet, en algunos países de la Unión Europea existe el derecho a exigir a todas las organizaciones en línea que olviden lo que conocen de uno, sea que la cuenta esté activa o inactiva. “No basta con que no usen la información, tienen que borrarla de sus servidores”, comenta Bonilla. Eso suena bien, pero no es perfecto; no evita que una vez que una foto privada se ha filtrado a dos o más personas, estas puedan guardarla y redistribuirla las veces que quieran. (G.Q., D.J.L., D.V.)
IDENTIDAD DE MARCAS
Vanessa Barbery también ofrece consejos para marcas: 1. Escoja las redes que trabajará, en base a dónde está su cliente. No abra perfiles que no administrará bien.
2. Piense en cómo habla su marca. No puede hablar igual al dueño en la vida real. Es importante una separación.
3. No postee demasiado. Las marcas que postean mucho se vuelven cansinas. Cautive con contenido de impacto.
4. Cuide sus fotos: la resolución y limpieza de la imagen. Apóyese en las fotos que han tomado sus clientes.
5. Las redes no solo un punto de publicidad. Son un canal de atención que debe estar actualizado y que debe responder. Si no responde a sus clientes, les dejará el mal sabor de que ellos quisieron comprar, y a su negocio no le interesó.