...Y más cerca en Guayaquil en la tienda de Javier Sánchez
Los coleccionistas de música en discos de vinilo acuden al local de Sánchez.
En su tienda, viven y suenan los discos de vinilo. Esa música brota de antiguos elepés convertidos ahora en objetos de colección. Pero años atrás no era así. Los elepés de diversos géneros se adquirían en almacenes musicales y después en el portal de Rumichaca y Aguirre donde Zambrano, el viejo Rafico y Segundo Paredes ofrecían –pese al reinado del CD– elepés de música clásica y popular. Eso hasta que el Municipio prohibió la existencia de esos puestos.
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Ahora en Guayaquil, Javier Sánchez Merchán –manabita de 55 años–, es el único vendedor de discos de vinilo. Desde hace cuatro años, los ofrece en el local 774 –abierto de lunes a sábado de 10:00 a 17:00– en el mercado de las Cuatro Manzanas, ingresando por la puerta de la calle Seis de Marzo.
En su local, numerosos elepés están sembrados en el piso y otros en las estanterías. Las atractivas carátulas de los elepés decoran esa tienda pequeña como un antiguo disco de 45 revoluciones por minuto.
La historia de Sánchez comenzó en 1982 cuando recibió su liquidación de una compañía donde trabajaba. Entonces se inició en la compra y venta de discos de vinilo. Primero se ubicaba en Pedro Moncayo entre Colón y Sucre, junto a la librería popular del exboxeador Ferny Páez. Sánchez cree que eligió esta actividad porque desde su juventud le gustó la música y armaba fiesta con discos de Los Jokers, Don Medardo y sus Players, Alfredo Barrantes, etcétera.
Siempre sus principales proveedores han sido los carretilleros que ambulantemente compran diversos artefactos usados en barrios y ciudadelas. Él les compra los discos por lote, que después selecciona por géneros y limpia meticulosamente.
Recuerda que en los años noventa, cuando llegó el disco compacto, la gente empezó a botar los de vinilo. En cambio, ahora los comerciantes de la Bahía buscan esos discos para grabar en CD y venderlos en sus negocios.
En su tienda, los vinilos cuestan de uno hasta cinco dólares si es una rareza discográfica. También ofrece CD originales desde $ 2 y 3.
Desde hace 30 años que se inició en la calle Pedro Moncayo tiene de clientes a coleccionistas de diversos gustos musicales. Por ejemplo, el economista Pablo Concha es amante de la música clásica; Eduardo Constante, de Teleamazonas, busca cumbias de la vieja guardia; el periodista Roberto Arias gusta del rock y de salsa clásica; el arquitecto Alfredo Enderica es fanático del tango y de las canciones de Julio Jaramillo, hay clientes que le compran vinilos para ellos después ofrecer a los coleccionistas vía internet.
“Todos andan tras su música favorita, la mayoría me visita los sábados, algunos me encargan música por género o por autor, cuando consigo esos vinilos, les aviso por teléfono”, dice Sánchez mientras con un paño limpia elepés de Los Panchos, Rolando La Serie, La Sonora Matancera, Leo Marini, de un lote recién adquirido.
Ese sábado llega un coleccionista y de una le pregunta: “¿Javier, te cayó algo para mí” Él le muestra diversos elepés, después coloca uno en el tocadiscos, el disco da vueltas y cuando la aguja cae en el surco, brota ese leve chirrido característico de la música de los vinilos. De esa música de siempre.