Bebé seguro
¿Qué se necesita realmente en el cuarto de un recién nacido? ¿Cuál es la mejor manera de protegerlo en su nuevo entorno?
La palabra clave es ‘transformación’. Eso es lo que logra la llegada de un bebé a la casa.
Todo cambia: la rutina de los padres, el ambiente emocional de la casa, las visitas de los amigos y familia, la dieta del hogar, las horas de dormir y despertar, las actividades para el tiempo libre, las conversaciones del día a día...
Todo es abrazado sutilmente (y a veces de manera abrupta) por transformaciones que, lógicamente, también afectan los espacios físicos dedicados al nuevo habitante.
El cuarto para el bebé será el más afectado por los cambios, aunque en los primeros meses es saludable que él o ella se queden en la habitación de sus padres, donde disfrutarán de su presencia afectuosa que lo llenará de seguridad.
Antes de la llegada del pequeño, el cuarto que será dedicado exclusivamente al bebé quizás fue una biblioteca o una habitación para invitados, pero ahora deberá cumplir con lo necesario para acoger al recién nacido. Esos cambios dependen, entre otras cosas, de las posibilidades económicas de la pareja.
¿Cuánto espacio necesita un bebé? Los especialistas no lo definen. Al crecer, el niño deberá adaptarse al área que los padres le hayan adecuado para su uso personal. Lo importante es que este espacio lo proteja de posibles accidentes y enfermedades ocasionadas, por ejemplo, con la acumulación de polvo.
Así que primero deberemos evitar que el pequeño se accidente al tropezarse con objetos peligrosos, como mesas con filos (muebles con bordes puntiagudos) o adornos que pueden quebrarse (no se recomiendan los espejos), especialmente cuando comience a gatear. También las telas que se usen en la habitación deben ser suaves (se recomienda el algodón) y tienen que ser lavadas con frecuencia. Si se decide usar alfombra, se debe aspirar a diario.
Con el tiempo, es importante que los padres motiven al bebé a quedarse en el cuarto que se le ha preparado. No es recomendable que los padres lo animen a quedarse (dormir) con ellos indefinidamente en la habitación matrimonial. De hacerlo, podrían transmitir al bebé la idea de que el cuarto infantil es peligroso y tienen que protegerlo. (D.L.)
Agradecimientos: Évelyn Brachetti, psicóloga clínica y educativa, 288-7117 ; María Fernanda de Stagg, decoradora de interiores, 210-7331, 210-7351; Greta Miño, pediatra-infectóloga, 258-0448.