Playas-Posorja: en buen camino
El actual mejoramiento de esta carretera augura progreso a una zona costera que, aunque bella y cercana a Guayaquil, lucía abandonada.
La población de Posorja (parroquia rural de Guayaquil) había sido históricamente olvidada por el desarrollo vial y urbanístico, por lo cual el turista solía llegar solo hasta Playas, indica Francisco Parrales, quien labora en el muelle de Posorja trasladando a pobladores y turistas en bote hacia la cercana isla Puná, donde reside.
“Pocos viajeros se aventuraban a ingresar a una vía llena de huecos y en pésimo estado que les estropeaba el carro”, agrega. “Las malas carreteras ahuyentan al turismo”.
Al igual que Parrales, su colega Vicente Quinde considera que ese panorama está cambiando, ya que la autopista Playas-Posorja está siendo rehabilitada para brindar un mejor servicio a los viajeros. “Con esta nueva carretera llegará un nuevo futuro para Posorja y también para Puná”, indica Quinde en una tarde de sábado, cuando junto con Parrales esperan a los pasajeros que ocuparán los botes que la marea hace bailar en el agua.
La carretera es vida
La carretera Playas-Posorja ha funcionado como una especie de medidor del progreso que llegaba a ese segundo poblado costero, ubicado a 20 kilómetros de Playas, como si cada gramo de asfalto sobre el camino resultara equivalente a una libra de oro que se reparte entre los habitantes de la zona.
La comparación no es exagerada. El arquitecto Daniel Wong, experto en urbanismo que hace dos años participó en el Plan de Desarrollo de Ordenamiento Territorial de Posorja, considera que las vías promueven el desarrollo.
“Aquel plan fue contratado por el Gobierno Parroquial de Posorja. Y desde entonces consideraban que la carretera era fundamental para progresar. No se hablaba de ampliarla, pero sí de adecuarla, hacer un bacheo, porque estaba en malas condiciones”, señala el experto, quien en cada trabajo que realiza en sectores rurales observa la importancia de una buena carretera.
“Ahora estoy trabajando en Morona Santiago. Allí, los pequeños poblados no piden escuelas como prioridad, pero sí carreteras. Sin la vía no hay salida a la producción, sin la vía no hay accesibilidad a los servicios, sin la vía no hay nada, la vía es todo”, indica Wong.
Trabajos finalizan en agosto
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas trabaja en la rehabilitación y ampliación de ese tramo de vía para llevarlo de 6 (dimensión anterior) a 7,20 metros de ancho total en sus dos carriles, y para ubicar una capa asfáltica que mejore la circulación (había muchos baches).
La obra está a cargo de la constructora Verdú, que deberá entregarla en agosto, según el cronograma. Actualmente lleva el 40% de avance.
“Aunque aún no terminan la carretera, ya se siente el beneficio en la llegada de viajeros”, señala Nelson Sierra, propietario de la hostería Marinas, en el km 9,5 de la vía.
“Debido a las malas condiciones de la autopista, podían pasar semanas sin que llegue ningún huésped, pero ahora eso ha cambiado. Los turistas que vienen comentan que ahora sí pueden viajar hasta acá. Y todo será mejor cuando terminen la carretera”, comenta.
Además de hosterías, la vía Playas-Posorja está ocupada por buena cantidad de urbanizaciones, muchas aún en construcción.
Una de ellas es Portón del Mar, en el km 3,5 de la carretera. Arnaldo Marquínez, representante de la Constructora Marquínez, indica que llevan dos años y medio construyendo 60 villas y 25 departamentos. Este conjunto de viviendas llega para aprovechar “la oportunidad que se presenta con esta vialidad en desarrollo. La gente reclamaba una mejor carretera. Y ahora que está mejorando existe mejor accesibilidad y la gente llega”, lo cual se percibe al observar que el 90% de las villas ya está vendido (precios desde $ 80 mil), al igual que el 40% de los departamentos (desde $ 82 mil), los cuales llevan poco tiempo en comercialización.
“La venta es excelente”, agrega Marquínez sobre este proyecto de 14.000 m², que posteriormente tendrá una segunda etapa de similar dimensión.
Cercanía, tranquilidad...
Los compradores que adquieren sus casas vacacionales en esta zona se dejan guiar por cuatro razones: su cercanía a Guayaquil (a solo una hora de distancia), la playa, el clima y la tranquilidad, señala Carlos Alarcón (22 años), cuya familia recibió su vivienda hace cuatro meses en la urbanización Altamar, en el km 4 de la vía. “Mi familia siempre había querido una casa en la playa y aquí es mucho más tranquilo que el centro (de Playas)”.
El crecimiento inmobiliario beneficia también a la población local, ya que genera fuentes de trabajo, indica Óscar Criollo, jefe de guardianía de ese complejo de viviendas de 58 villas y 22 departamentos. “Ya todo está vendido. Tanto éxito ha tenido que están construyendo una nueva etapa. Así hay trabajo asegurado por dos años más para los obreros, la mayoría son padres de familia que habitan en la zona”, explica este hombre de 42 años que antes de este boom inmobiliario calificaba como “pésimo” el escenario para obtener trabajo. “Hoy todo está mejor. El turismo y las urbanizaciones han traído progreso”, agrega.
Más adelante en la vía nos encontramos con Ramón López, dueño del hotel Romanos, que brinda 100 camas, piscina y dos restaurantes en el km 13.
“Cuando tengamos una vía totalmente habilitada, estamos seguros de que aumentará el flujo de turistas. Una buena carretera era lo que necesitábamos para que los viajeros puedan disfrutar de todo el relax y la tranquilidad que brinda este hotel y la zona”.
Así, más ecuatorianos se apropiarán con sus visitas de esta hermosa franja de playa. Porque al viajero nacional le gusta ese combo de playa, mar y progreso. (M.P.)
Hosterías
Esta carretera acoge más de una docena de hosterías, como Mediterra, Cabañas Playa Tropical, Puerto Faro, La Posada del Sueco, Bellavista, Sinfonía del Mar, Marinas (foto), El Jardín, Mercymar y Romanos.
Ruta del Pescador
Esta carretera es parte de la Ruta del Pescador, que promueve la Prefectura del Guayas, con cabalgatas, cuadrón, ciclismo de montaña, avistamento de delfines e incluso recorridos en la isla Puná.