Vehículos en el aire
¿La solución al tráfico está sobre nuestras cabezas? Es una de las preguntas que invitó a reflexionar el evento Hábitat III, en Quito.
Por años, la idea de teleféricos nos ha hecho pensar en destinos turísticos para practicar esquí. También en miradores insólitos, donde las cabinas transportan a los turistas desde el centro de una ciudad hacia una montaña, tal cual sucede con el TeleferiQo de Quito hacia el volcán Pichincha; o el teleférico casi vertical que sube a los bogotanos desde el pie del cerro de Monserrate hasta su cumbre.
Pero movilizarse diariamente por el aire parece sacado de un capítulo de Los Supersónicos. Aunque cada vez esta posibilidad resulta menos lejana. En esta década, algunas ciudades, incluso Guayaquil, han empezado a plantearse ese sistema de transporte propulsado por cables (cable propelled transit, en inglés) de forma aérea como una alternativa para la movilidad urbana.
¿Por qué lo están considerando? “La respuesta es obvia. Te permite ‘volar’ largas distancias, o sobre un río, volar de las congestiones”, sostiene Katharina Bernard, vocera de la firma austriaca Doppelmayr, una de las mayores productoras de telesillas para esquí y vehículos impulsados por cable. Bernard abrió la charla ‘¿El futuro de la movilidad urbana está sobre nuestras cabezas?’, en Hábitat III, desarrollado en octubre en Quito.
La empresa ha construido góndolas suspendidas en las ciudades sudamericanas La Paz, Río de Janeiro y Caracas. Según Bernard, una cabina de este tipo de transporte está capacitada para mover 10.000 personas en una hora; en contraste con buses y automóviles, de los cuales se necesitaría 100 de los primeros y 2.000 de los segundos para cumplir la misma meta en el mismo tramo.
“La idea es no competir con el sistema actual de transporte y reemplazarlo, sino más bien complementarlo, alimentarlo”, precisa. Además, para su funcionamiento requiere electricidad, reduciendo así la emisión de gases producidos por los vehículos tradicionales. “También podemos colocar paneles solares en las estaciones y puntos cercanos, entonces es posible moverlo con esa energía”. Por ello, induce que es una propuesta más limpia y segura.
“La opción es muy competitiva en cuanto a costos, alrededor de uno o dos tercios de la inversión de otros medios de transporte con la misma capacidad”, afirma. Y finalmente, provoca un efecto de goce, “porque es divertido, es como viajar en un medio turístico”.
Casos locales
En la conferencia, César Dockweiller, gerente ejecutivo de la empresa estatal de transporte por cable Mi Teleférico, defendió su implementación en Bolivia. Allí el sistema conecta a las ciudades El Alto y La Paz desde 2014, como un mecanismo para aliviar el tráfico provocado por la transportación diaria de 440.000 viajeros a sus trabajos, desde El Alto a la capital boliviana.
En su experiencia, el teleférico redujo el tiempo de desplazamiento entre 15 a 90 minutos. “Es un servicio que mejora la calidad de vida, al permitir que todos vayan sentados. Garantiza la inclusión social de personas con movilidad reducida, le damos a todos el acceso universal al transporte”, explica el funcionario.
Guayaquil espera ‘volar’ de esta forma en el 2017. El Consorcio Aerosuspendido Guayaquil, integrado por Sofratesa y Poma, realizará los diseños de la primera fase del proyecto, que va de Guayaquil a Durán. La nueva ruta se uniría a la metrovía.
Una de las desventajas de ese medio de transporte, nota la bloguera Annika Tostengard (greenoptimistic.com), es que las cabinas pueden transitar cerca de las casas dejando que los pasajeros vean su interior, lo que afecta la privacidad de los residentes. Es una cuestión de diseño, de la cual también depende el tramado de los cables que, en cambio, puede deteriorar el paisaje aéreo. Actualmente ese es el tema de debate de la construcción de un teleférico en un barrio en la ciudad española de Las Palmas de Gran Canaria, sobre el espacio entre dos playas.
Incluso en La Paz, los vecinos de las estaciones de las nuevas líneas del teleférico, construidas el año pasado, se preocuparon de que las obras afecten los espacios públicos, las áreas verdes e infraestructuras de monumentos. Para evitarlo, se optó por estaciones subterráneas. (G.Q.) (I)
Con tecnologías especiales
Hace dos semanas, en Brest (Francia) se abrió el primer teleférico de uso urbano, no turístico. Las ventanas de las cabinas emplean películas oscuras para precautelar la privacidad de los hogares por donde transitan (Fuente: DW).
Facilidad en movilidad
Una de las ventajas que más destacan los partidarios de este sistema de transporte es el diseño de las cabinas con puertas amplias. Esto permite transportar sillas de ruedas y coches para bebés.