Villa Malaparte: “Una casa como yo”
Esta vivienda captura la atención no solo por su arquitectura, sino por su huella en Capri y la personalidad de su dueño, Curzio Malaparte, periodista, escritor, corresponsal de guerra y diplomático italiano.
¿Cómo decirle al mundo que no quiere que toquen la puerta de su casa, que quiere regocijarse en su soledad sin la mínima perturbación? Bueno, levante una casa-búnker en un barranco en el área más inaccesible en el mapa y el mensaje será obvio.
Una idea similar inspiró a Curzio Malaparte cuando encargó la construcción de su vivienda en los años 30 al arquitecto Adalberto Libera en Punta Massullo, isla de Capri, Italia. Quería un lugar para la escritura solitaria y la contemplación y que refleje su carácter. Como él decía: “una casa austera y melancólica... en un acantilado solitario sobre el mar. La imagen de mi anhelo”.
La villa, un monumento a su personalidad, ciertamente se aísla de la población. Solo se puede llegar a ella a pie por un sendero tortuoso o en barco y luego ascendiendo por una escalera rocosa, a 32 metros sobre el mar.
Exterior enigmático
La villa Malaparte sigue el diseño de un paralelepípedo rojo, como un ladrillo, solamente con la diferencia de que uno de sus seis lados ostenta una escalera en forma de pirámide invertida, sin barandas ni muros que contaminen la geometría de la obra o protejan contra el vértigo.
Los escalones tipo gradas conducen a un patio sobre el techo plano, un solarium con el suelo que se extiende en el horizonte y un muro blanco en forma de curva decreciente que funciona como rompevientos y parasol. Allí Brigitte Bardot se asoleó seductoramente varias veces en el filme El desprecio (Le mépri, título original) de 1963, dirigido por Jean-Luc Godard. La arquitectura de Malaparte es una protagonista más de la película.
Se dice que ese diseño final no fue mentalizado por Libera, sino por el propio Malaparte quien, a partir de varios desacuerdos ‘creativos’ con el arquitecto, decide terminar la construcción en 1938 con un maestro de albañilería, Adolfo Amitrano, y albañiles locales. El plano original no contemplaba la escalinata.
El exterior también refleja una sensibilidad en la elección de materiales. Fue construida con piedra de la zona y con losetas y ladrillos de arcilla.
Espacios interiores
El interior posee tres niveles. En la planta baja están el área de servicio, la bodega y el cuarto de lavandería. En el piso intermedio, en cambio, está la entrada a la casa, la cual se confunde con los ventanales de la fachada.
En la planta intermedia hay un hall y el espacio de la cocina y los dormitorios de invitados. La planta superior es el área totalmente de Malaparte, su departamento. Es el piso más grande al cual se accede por una escalera interna. Está rodeado de cuatro ventanas desde donde se contemplan los acantilados de rocas.
Tras la muerte de Malaparte en 1957, la casa quedó abandonada, deteriorándose en el tiempo, hasta finales de la década del ochenta, cuando Niccolò Rositani, sobrino-nieto de Curzio, emprendió una serie de trabajos de reconstrucción y restauración.
Actualmente es un punto de visita para arquitectos y aficionados que, además de capturar excepcionales paisajes, buscan comprender la mente de Malaparte a través las paredes de su casa. Algunos eventos culturales también se celebran en ella y fue imagen de la edición 69 del festival de cine Cannes. (I)
El propietario
Su nombre real era Kurt Erich Suckert. Malaparte es un juego de palabras que significa ‘de mal lugar’, en italiano. Fue cercano al régimen de Mussolini, pero luego lo critica duramente a él y a Hitler, lo que ocasionó su exilio a la isla de Lipari.
Escalera de inspiración
En la pequeña isla Lipari, al norte de Sicilia, se encuentra la iglesia de La Annunziata, cuyo acceso es a través de una monumental escalinata. Este sería el referente directo de la casa de Capri. Se conservan fotos de Malaparte con el templo de fondo.