Desde Perú
¡Gracias, amigos ecuatorianos, por publicar parte de nuestra historia sangrienta que nos tocó vivir como peruanos! (‘En Perú, profundas cicatrices de la guerra civil’, julio 29). Este episodio macabro 1980-2000 que sirva de lección para todas las generaciones, para que nunca más se derrame sangre y se provoque sufrimiento y odio entre hermanos. A mí me tocó experimentar en carne propia el fragor de esa confrontación, ese temor en el cual vivíamos... ¡Nunca más violencia de este tipo, nunca más! ¡Nunca más locos, mesiánicos, maoístas, socialistas, comunistas o como quieran llamarse, porque nos provocaron mucho daño y causaron heridas imborrables en nuestras conciencias. Gracias a Dios ahora miramos a un país con futuro, con esperanza, y lo más importante ahora: tenemos de nuevo esa identidad con nuestra patria que antes la habíamos perdido.
John Sinarahua Alarcón