Drogas
Recuerdo que en mi época del colegio hace 30 años circulaba una volante con un chico guapo atrapado por las drogas, que cambiaba la faz poco a poco hasta quedar horrible. (‘La enfermedad de la adicción’, febrero 23). Además, en ese entonces, a los padres les daba vergüenza aceptar que uno de sus hijos consumía drogas y por eso no lo encerraban como ahora se ve. Las drogas destruyen la vida propia y la de las familias. Pocas son las personas que logran salir de ellas, aun con secuelas, lo mejor es buscar a Dios, Él es el único que cambia, restaura, limpia las vidas y nos saca de ese mundo. Es cierto que los tiempos cambian, pero el amor por los hijos nunca debería hacerlo. Si es necesario, hay que reprenderlos, estar atrás de ellos y orar mucho a Dios para que los cuide y los proteja.
Jacinto Villalba