Más feliz y satisfecha

04 de Mayo de 2014

Al leer el artículo de Ángela Marulanda sentí como si leyera parte de mi vida (‘Son mejores, pero no felices’, abril 27). En mi caso, no fueron mis padres quienes me exigían la excelencia, sino yo mismo. Desde que tengo recuerdos siempre me esforcé por sobresalir en clases y en todas las actividades. Y claro, me sentía muy bien, capaz y con muchas oportunidades frente a mí. Pero no siempre se puede cumplir a perfección y pronto empecé a decepcionarme de mí misma. Aun cuando no eran situaciones graves, yo sentía que había fracasado y comencé a deprimirme. Pronto empecé a aceptarme con mis limitaciones y a sacar lecciones de las derrotas y ahora enseño eso a mis hijos.

Daniela Cervantes

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