Daniel Ampuero: El chef chocolatero de Playas
Una deliciosa opción gastronómica en el balneario de General Villamil, Playas, en manos de Daniel Ampuero.
Parece un sueño: la palabra chocolatería se derrite sobre un grupo de personas que felices se relamen la boca. Esa es la imagen que te recibe en Chocolatería Ampuero, que funciona al lado de Casa de Marie et Gabriel, una pastelería que abrió sus puertas hace ocho años. Así es el hogar de Marie Neve de Mevergies, belga, y Gabriel Ampuero, guayaquileño, pareja que se enamoró y contrajo matrimonio en Europa. Pero deciden vivir en Playas para que sus hijos: Rafael, Joaquín, Daniel y Paolo crezcan al pie del mar. Compran la casa y Gabriel la transforma porque es un apasionado del reciclaje, recupera antiguos maderos y les da nuevos usos.
Pero la idea de la Casa de Marie et Gabriel fue de Daniel –para entonces recién graduado en la Escuela de los Chefs-, quien después de inaugurarla, viaja y la deja en manos de sus padres y hermanos.
A mediados del 2015, el chef pastelero y chocolatero Daniel Ampuero Neve de Mevergies, 27 años, después de una larga travesía de aprendizaje, retorna a General Villamil, Playas, y crea su Chocolatería Ampuero.
Nunca me imaginé qué iba a ser de grande, pero siempre me gustó el deporte, lo dice porque desde niño su vida giró alrededor de la playa, especialmente del surf y otros deportes al aire libre. Pero a sus 16 años ingresó a la Escuela de los Chefs, impulsado por un amigo que ya estudiaba allí.
En mi infancia siempre estuve rodeado de sabores y olores porque mi mamá a su estilo cocinaba comida ecuatoriana, pero yo no estaba consciente de que me iba a volver un pastelero, lo comenta en el huerto de su casa, donde ha sembrado matas de cacao y otros frutos. A lo lejos, el mar y sus olas que braman y saltan, olas que todavía Daniel monta con sus amigos surfistas.
Después de terminar sus estudios y realizar diversas prácticas en establecimientos gastronómicos de Guayaquil, Daniel, durante ocho años, emprende una travesía de aprendizaje y especialización con excelentes chefs de hoteles, chocolaterías, pastelerías y cadenas dulceras de Chile, España, México y Medio Oriente. Como el hotel Ritz Carlton, Santiago de Chile; Bubo Pastelería Chocolatier, Barcelona; Princesa Yaiza Suite Hotel & Resort, Isla de Lobos Lanzarote; Que Bo! Chocolatería Mexicana Evolutiva, del reconocido chef José Ramón Castillo, México D.F.; W Doha Hotel & Residences, de Catar; y Magnolia Bakery, México, donde ejerció de chef ejecutivo hasta mayo del año anterior cuando decidió retornar con la firme convicción de crear en Playas su propia chocolatería.
“Mientras más viajas, más aprendes, a mí me encantaba aprender de chefs suizos, franceses, alemanes, belgas” –comenta Daniel mientras ordena minuciosamente unas tabletas y paletas de chocolate que ese sábado ofrecerá en su local–, “así creas tu propia técnica, tu propio estilo, movimientos nuevos que aprendes o vas creando”.
‘El chocolate nos hace feliz’
Regresó para estar junto con su familia y con el objetivo de dedicarse al cacao ecuatoriano, a la práctica y enseñanza de chocolatería creativa.
Somos el primer exportador mundial de cacao fino de aroma, tenemos los mejores agrónomos y cultivadores, pero no hay ecuatorianos chocolateros que sepan manejar esa materia prima, ahí es donde intervengo como docente en la Escuela de los Chefs, manifiesta Daniel, quien imparte las materias Pastelería Creativa y Chocolatería porque desea formar un grupo de jóvenes chocolateros.
Además, el año anterior, durante un fin de semana, impartió un taller de chocolatería dirigido a la comunidad de Playas.
Comenta que está promoviendo el cacao de la región costera y que la gente que prueba su chocolate artesanal se sorprende porque están acostumbrados a consumir el chocolate de tableta elaborado con polvo de cacao, aceite de palma y azúcares, que es empalagoso, en cambio, él utiliza manteca de cacao que es una grasa saludable.
Le indago sobre los beneficios del chocolate artesanal y Daniel dice: “Son muchos, tenemos primero que nos hace feliz, un buen chocolatito es bueno para el corazón, para el humor y tiene muchísimas otras propiedades”.
Ese sábado, Chocolatería Ampuero hacía feliz a los que llegaban tras deliciosas golosinas y tabletas elaboradas con cacao. Sobre el mesón descansaban unas mazorcas de cacao y tradicional molinillo que se utiliza para moler el grano. Iban llegando señoras del balneario, turistas y surfistas. Algunos tras una golosina y otros tras una taza de chocolate caliente, espumoso y delicioso.
A mí me orgullece trabajar con el cacao –dice el chocolatero Daniel Ampuero atendiendo a sus clientes– que es una materia prima milenaria, muy noble y ecuatoriana.
Parece un sueño, pero es una deliciosa realidad playera con sabor a chocolate. (I)
Chocolatería Ampuero: Atención de viernes a domingos (16:00 a 22:00), av. Jaime Roldós (a una cuadra del Parque de la Madre de Playas). Telf.: 095-961-8668 (chefampuero@gmail.com).
DESDE MÉXICO
La experiencia que Daniel más valora la vivió cuatro años atrás junto al experto chocolatero José Ramón Castillo, chef y propietario de la marca Que Bo! Una figura a nivel mundial. “Fue ahí en el Distrito Federal de México donde me desarrollé como chocolatero profesional”, -evoca– trabajando a diario con kilos y kilos de chocolate, practicando artesanalmente las diferentes técnicas de chocolatería.
Como sous chef –asistente del chef ejecutivo– del Aula Que Bo! Ampuero estaba encargado de organizar la producción de cientos de bombones que se fabricaban a diario, labor que la realizaba con la ayuda de entre siete y diez pasantes que él formaba para que sean chocolateros.
“José Ramón es un gran conocedor del cacao y del chocolate, fue mi mentor en chocolatería y además de ser un gran profesional es una persona fantástica, llena de energía, alegría y con un gran corazón”, expresa con sumo orgullo.