‘El mundo tiene que saber que estamos aquí’
Andrea es una joven que está en silla de ruedas. Esta situación le ha permitido ver la realidad con más sensibilidad y también ayudar a los animales desamparados. Ahora, su lucha es lograr que la gente entienda que son seres normales dispuestos a... ¡vivir!
El escritor francés Anatole France dijo: “Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida”, Andrea Delgado, de 22 años, la tiene muy despierta, cuida desde hace once meses a su schnauzer Thor, de 5 años, el cual se está recuperando de una pelea de perros que le dislocó la vértebra y lesionó un par de nervios.
Por su parte, ella está luchando para mejorar su calidad de vida. Sufrió un accidente de tránsito que provocó daños en su médula espinal, impidiéndole caminar. Sin embargo, no deja de llevar una vida con un sentido de progreso y positivismo nato.
Sociable, mimada, amante de cada de uno de los miembros de sus dos familias, emelecista “a rabiar” y enamorada, esta joven nos enseña a descubrir la verdadera libertad para hacer las cosas, la cual comienza en la actitud que le pongamos a la vida y no en los impedimentos, así sean físicos, que las circunstancias nos dispongan.
Dos familias
“En las vicisitudes de la vida aparecen seres humanos que están prestos a ayudar”, sostiene Carlos Santos Sabando, hermano de Andrea. Y es que esta joven tiene la fortuna de contar con dos familias, que aunque no lleven la misma sangre, se unieron para luchar por su bienestar: los Santos Sabando (familia biológica) y los Delgado (familia adoptiva).
Hace catorce años, ella junto a su mamá Matilde Sabando, hermano Carlos Santos Sabando, hermana Diana Santos Sabando y tía Paola Sabando, tuvieron un accidente de tránsito cuando regresaban de Bahía de Caráquez a Guayaquil. Un tráiler se cruzó en el camino lo que provocó que su mamá muriera y que los demás ocupantes quedaran heridos.
“El impacto dañó mi médula, por eso estoy en silla de ruedas. Ahora ya puedo mover los brazos. Estuve después del accidente varias semanas cuadrapléjica”, contó Andrea.
Inmediatamente a este suceso, y para darle las mejores atenciones posibles a los afectados, la familia Santos Sabando decidió trasladarse a los Estados Unidos, donde los Delgado (Ann Martillo y Eduardo Delgado), grandes amigos de la familia.
Su hermana, hermano y tía se recuperaron con el transcurso del tiempo. Andrea, por su parte, fue atendida por tres meses en un centro médico especializado en este tipo de patologías: Rancho Los Amigos en Los Ángeles, California.
Cuando regresó a casa estuvo con un terapista que terminó siendo su gran amigo. Mientras tanto, puertas adentro recibía los cuidados de todos, especialmente de su hermana Ma. del Carmen Santos, quien cumplió el rol de madre.
Por cuestiones de economía, la familia Delgado decidió adoptarla; ya que haciendo una investigación sobre el tema, vieron que era la única forma de que ella se ampare como ciudadana americana y tenga todos los beneficios para continuar los tratamientos pertinentes.
De regreso
Andrea retornó al país a los 16 años porque extrañaba a su familia Delgado. Su papá biológico Carlos Santos Baquerizo estuvo encantado con la noticia.
En Guayaquil estudió periodismo, otra actividad que también la apasiona; pero no terminó su carrera por hacerse terapias en Quito con un sensei. Como experiencia periodística, tuvo oportunidad de hacer prácticas en la sección de Deportes de Diario EL UNIVERSO.
Pero una de las cosas más lindas que le pudieron haber pasado en su vida es la llegada de Thor.
Thor con el verticalizador
Su perro es como un trueno, por eso su nombre (así se denomina al dios del trueno en la mitología nórdica y germánica). Se lo regaló su hermano Carlos.
Pero este “trueno” fue mordido en el cuello por un perro más grande. “El doctor que lo trató me dijo que estaba cuadrapléjico y que lo que le había pasado era para dormirlo”, señaló Andrea.
En ese momento ella reflexionó y decidió que así como sus seres queridos no la habían abandonado cuando tuvo el accidente, ella tampoco iba a dejar desamparado a su mascota. Así que lo operaron y luego lo llevaron a un centro de atención médica para hacerle terapias en Quito.
“Han pasado once meses y mi perro se está recuperando. Pero la mejor terapia de Thor es decirle ‘chao, ya me voy’... es ahí cuando se desespera y trata de estirarse y pararse... Falta aún que recupere la movilidad de su tronco y patas de adelante, por eso usa un verticalizador (medio de rehabilitación para efectuar una terapia)”, indicó Andrea.
Desde este acontecimiento, Andrea se ha convertido en una defensora de los animales. También tiene a su cargo a Mateo, un beagle de 3 años que querían sacrificar, ella decidió adoptarlo.
Estas historias se asemejan un poco a la trama de la película cuya historia es basada en la vida real de Winter. Un delfín que perdió su cola después de quedar atrapado en una trampa para cangrejos en la costa este de Florida.
El delfín pese a la carencia de su cola, aprendió a nadar. Sin embargo, un grupo de investigadores creó una cola protésica.
A Winter lo tienen en un acuario en Florida.
Su queja y ayuda
A Andrea no le disgusta que le digan paralítica o con capacidades especiales, sabe que son palabras que sirven para identificarla dentro de la sociedad.
Pero constata diariamente que movilizarse dentro de la ciudad no es fácil, su hermano Carlos lo constata. Como él es el que mayormente traslada a Andrea, sabe lo difícil que, por ejemplo, es parquearse en un lugar o llevarla a un espectáculo masivo; ya que en la mayoría de ocasiones no hay las facilidades pertinentes.
Andrea está consciente de este problema, pero no deja de creer en la gente que le puede brindar una mano amiga. Para ella, cada persona que conoce y le muestra su cariño se convierte en un ángel. Por eso decidió vender bisutería, la cual lleva angelitos formados con perlas.
Lo que recolecta está destinado a solventar un poco los gastos del tratamiento con células madre que en la actualidad se realiza y también para cuidar a los animales desprotegidos. Su página en Facebook se llama ‘Alas para caminar’.
Finalmente pidió que transmitiéramos este mensaje a las personas que se encuentran en su misma condición: “El mundo tiene que saber que estamos aquí. Los familiares deben ayudar, no dejen que se pongan tristes. Ustedes son su fortaleza, ayúdenlos a vivir”.