Gabriel Rovayo: Cumplir los ideales
Gabriel Rovayo, gran motivador de líderes, habla acerca de sus pasiones y comparte sus consejos a los jóvenes en la senda profesional.
“A mí me mueven los ideales”, dice Gabriel Rovayo, conocido formador de líderes empresariales en altos cargos de dirección y como tutor de estudiantes de posgrado. ¿Cuáles son sus ideales? La enseñanza. Siempre lo ha sido, afirma el exdirector de la Escuela de Negocios IDE. Ahora dirige la Escuela de Negocios de la UEES.
“Mi plan de vida es poder ayudar. Cuando el hermano Dositeo (del colegio San José La Salle) me preguntó en sexto curso a qué me quería dedicar, le dije ser profesor. Me gustaba la cátedra”.
Ese camino se forjó cuando ayudaba a sus compañeros con clases extras tras la jornada, recuerda; después como ayudante de cátedra en la Espol, donde estudió Ingeniería Electrónica; allí finalmente se convirtió en profesor titular, a inicios de los años 90.
Ese ideal se reivindicó años más tarde cuando renunció al cargo de ingeniero en automatización en Holcim para fundar los colegios Torremar, a sus 26 años. Formar profesionales y convertirlos en los mejores es su motor en definitiva, de la mano de un deseo constante de mantenerse actualizado.
Su educación lo valida: un doctorado en Administración de Empresas, una maestría en esa misma rama y una en Administración de Centros Educativos. También es asesor del modelo de excelencia EFQM para empresas y instituciones educativas. Y está buscando su siguiente diploma.
“Hay que tener pasión en el trabajo que uno hace. Le ayuda a tener resiliencia, la cual es clave para montar negocios, salir adelante... es la fuerza de transformar, crear e innovar”, dice.
Por dentro
A nivel personal, sus pasiones son otras. “Soy hogareño, dedico mucho tiempo a mi esposa y a mis seis hijos. En mis horas libres me gusta escribir y resolver problemas matemáticos en brilliant.org”. Es aficionado al tenis y a la música, relata desde una sala de su casa en la vía a la costa. En ese espacio ha adecuado una pantalla de proyección donde junto con su familia disfrutan karaokes y tocar la guitarra. Y si se reúne con sus cinco hermanos, hasta le arman una buena serenata a su mamá, pues dos de ellos son compositores: Ernesto y Medardo Rovayo.
Pero lo suyo, su esencia, es la educación, vuelve a recalcar: estudiar y enseñar. “Servir y ser útil. Seguir formando empresarios y emprendedores sin quitarles su identidad, llegar a más gente, aumentar el espectro. Eso me llena”.
El desarrollo de un profesional
¿Qué le aconseja a los jóvenes en su vida profesional, con base en su experiencia? “Que se preparen, estudien y lean mucho, las personas no leen. Ser los mejores en lo que hacen. Si hay que sacrificar una fiesta, que lo hagan. Destacarse, apasionarse y ser aspiracional: ‘Yo puedo llegar más alto, quiero trascender’”.
Para Gabriel, las nuevas generaciones son más recursivas, con mejores herramientas para investigar. Por eso no considera que el dinero sea un limitante para cumplir sus ideales.
“Ahora hay muchas becas para estudiantes. Siempre hay alguien que te apoya. Pero tú tienes que tener actitud, personalidad. Todo eso se desarrolla desde pequeños y resulta atractivo a la hora de crear puestos o convencer a alguien. También incluye cuidar su prestigio profesional, cuidar lo que se sube a las redes sociales”.
“Si eres bueno en algo, pero eres muy tímido, timorato, cohibido, te da miedo hablar, bueno, ¡métete al teatro! Y te sueltas. La gente valora mucho si uno sabe proyectarse. Muchas veces las personas tienen miedo al fracaso, al qué dirán, a hacerlo mal. Es la falsa humildad. Si eres bueno en algo y te gusta hacerlo, hazlo. Pero debes saber que no puedes llegar a todo si no eres soberbio. El desarrollo de un profesional debe ser completo, no solo proviene de los libros”. (G.Q.) (I)