Joffre Mora: Galope a la victoria
Todos los domingos en el hipódromo Joffre Mora demuestra que es uno de los mejores jinetes del Ecuador.
Llegó al mundo en caballo. Hace 28 años cuando Joffre Mora nació se podría decir que llegó cabalgando al recinto El Buijo. “Toda una vida me han gustado y he vivido con caballos”, dice y es cierto. Su padre Alberto Mora en los años ochenta y noventa fue un excelente jockey.
El 2012 fue su temporada hípica más exitosa. Y como lo que se hereda no se hurta. Precisamente Joffre fue el que rompió el récord establecido tiempo atrás por su padre: 66 carreras ganadas durante una sola temporada. “Yo gané 80 carreras el año pasado”, recuerda, en el hipódromo Miguel Salem Dibo (El Buijo).
Es un domingo de caballos. El sol calienta la pista. Los graderíos están casi llenos. Los hípicos van de un lado a otro: conversan, intercambian datos antes de apostar su dinero. A las 13:55 comenzará la primera de las seis carreras.
Joffre Mora correrá en la tercera. Pero ya se alista en la Sala de Jinetes junto a un puñado de jockeys que van de un lado a otro. En lo alto, hay un televisor donde observan las carreras en circuito cerrado. En una esquina, una tarima hospeda a una legión de estampas e imágenes religiosas iluminadas con velas. Ahí, antes de salir a la pista, los jinetes se encomiendan a la virgen o santo de su devoción, solicitan buena suerte y no sufrir un fatal accidente.
Cuenta Mora que a los 10 años en su pueblo natal aprendió a montar caballos criollos. Dos años después, se dejó atrapar por la hípica y empezó a trabajar como oficial en el hipódromo, fue cuando recién supo lo que era montar caballos pura sangre. Un poco después, ingresó a la Escuela de Jinetes donde le enseñaron a mover, montar, galopar y conducir un caballo ligero o uno atropellador y otras valiosas enseñanzas.
Sobre caballos de pura sangre
En el 2000, a sus 15 años, Mora debuta como jinete profesional. Aunque como era muy liviano –pesaba 36 kilos– no tenía muchas oportunidades, pero aprovechaba las pocas montas que le asignaban y además subió de peso. No olvida el domingo que ganó la primera carrera de su vida.
“La gané con un caballo que se llamaba Doctor Toto y sentí algo muy lindo”, expresa con una dulce nostalgia. Tampoco olvida la fatal tarde del 2003, cuando en una carrera un potro cayó con él y sufrió una lesión en la columna lumbar. Durante un año estuvo alejado de la pista. Aún así todos los domingos asistía al hipódromo: “Me sentía mal viendo correr y yo no estar ahí, pero en el 2004 volví con buena suerte y pude ganarme las estadísticas a partir de ese momento”. Durante 8 años seguidos, ha sido el jinete que más carreras ganó, temporada tras temporada.
¿Pero cómo es la vida de un jinete profesional?, le pregunto mientras este menudo jockey se enfunda un buzo de colores llamativos: amarillo, rojo y verde. Viste un pantalón blanco que lleva grabado su nombre y apellido en grandes letras negras como sus botas y la fusta: “Nosotros trabajamos de lunes a domingo, no tenemos días libres”.
Él y otros jockeys que forman parte del stud David y Daniel, entrenan de lunes a sábado desde las 06:00 hasta las 11:00, montan los 40 caballos del mismo corral, preparándose para las competencias del próximo domingo. Luego Joffre descansa en su casa, junto a su esposa y dos hijos. Por la tarde, trota y hace ejercicios, a más de una rigurosa dieta porque tiende a subir de peso, el peso máximo de un jinete es 52 kilos. El stud o cuadra es un grupo de propietarios de caballos.
Mora antes vivía en El Buijo, ahora habita en La Aurora, recintos cercanos al hipódromo y cunas de una gran cantidad de jinetes. Por la cercanía, desde niños se acercan al hipódromo con la ilusión de ser jockey. La hípica más que una profesión, es una pasión que se hereda, que se lleva en la sangre en donde cabalgara por siempre. Por el sentir de esa tradición Joffre, expresa: “Espero ver correr a mi hermano menor Kevin Mora y a Rommel, mi hijo de 3 añitos. Ojalá que ellos continúen la tradición”.
“Joffre Mora está considerado como uno de los mejores jinetes que han existido en Ecuador, donde ha habido extraordinarios como Walter Carrión que llegó a ser campeón en Venezuela en los años 50 y 60, siendo considerado el mejor jinete ecuatoriano de todos los tiempos. También Eduardo Luque que corrió en Panamá, Colombia, con gran éxito”, expresa el periodista hípico Vicente López.
“Mora por sus triunfos de la temporada pasada, este año corrió en el hipódromo limeño Monterrico en el Campeonato de Jinetes, que lo corren los mejores de Sudamérica y aunque no tuvo mayor suerte –llegó en tercer y cuarto lugar– estuvo entre los grandes. Mora tiene un buen futuro, sería importante que los directivos apoyaran más económicamente a nuestros sacrificados jinetes”, resalta López.
Mora considera la de Lima: “Una lección y un verdadero orgullo correr con esos compañeros”, aunque cree que regresó sin mucha fortuna, pero ahora ha vuelto a la senda victoriosa y piensa seguir así. En la presente temporada, Mora cosecha victorias pero le pisa los cascos el peruano Johnny Gihua, aunque ambos pertenecen al mismo stud hípico.
Ese domingo de hipódromo, Joffre Mora calcula que en total ha ganado unas 470 carreras. “Mi objetivo es seguir ganando. Yo creo en la suerte y en el entrenamiento”. A 28 años solo piensa en la hípica porque su pasión son los caballos. “Seguiré hasta que mi dios me diga: Hasta aquí, no puedes más”, es su frase final, agarra su gorra, se la coloca y va en busca de Trottier, el caballo con el que más que victorias ha logrado.
Nosotros trabajamos de lunes a domingo, no tenemos días libres... Espero ver correr a mi hermano menor Kevin Mora y a Rommel, mi hijo de 3 añitos. Ojalá que ellos continúen la tradición”, Joffre Mora.