Nilton Porras: Rey del crucigrama
Nilton Porras ha dedicado 40 años a armar rompecabezas como pasatiempo y trabajo. Pero el destino le presentó el mayor de sus acertijos.
Entretenerse armando palabras en celdas verticales y horizontales que permitan juntar, sin distorsión a las mismas es un pasatiempo para personas con grandes dosis de paciencia, un amplio vocabulario, cierta habilidad y algo de práctica, sin dejar de lado la creatividad para lograr estrategias propias.
Pero crear esas celdas para que otros se diviertan requiere de las mismas cualidades, en niveles superiores, y Nilton Porras, un guabense, de 59 años de edad, es un crucigramero, como se autodenomina con más de una creación diaria, en los últimos 40 años de su vida.
Desde que cumplió 17 años de edad, cuando aún estaba en el colegio y un compañero le compartió un crucigrama de una revista, resolverlo se convirtió en un vicio, pero luego de crear varias estrategias, como la elaboración de sus propios diccionarios temáticos, se transformó en su modo de vida.
Nilton supo desde el principio que debía crear su propia estrategia y reunir varios trucos, como un acertijo que se descubre solamente en el momento de llenar los espacios vacíos, el más grande secreto para lograrlo en poco tiempo y para que los aficionados como él a este juego se sientan satisfechos está en la sencillez. “Para qué rebuscar palabras, a nadie le gusta llenar un crucigrama con un diccionario a su lado, lo mejor es la sencillez”, asegura Nilton, quien con esa misma pasión, dedicación y sencillez enfrenta desde hace más de un año el más confrontador de los acertijos.
No se deja vencer
Un cáncer terminal a nivel cerebral lo paralizó por más de 22 días y los médicos le dieron solo cuatro días de vida, luego de una segunda cirugía. “Pero su fortaleza para enfrentar la vida lo tiene aún con nosotros y recuperándose contra todo pronóstico”, asegura Beatriz Vásquez, su esposa desde hace 23 años.
Fue el 14 de febrero de 2016, Nilton estaba en su casa, tomaba café con Beatriz, sus hijas Denisse y Andrea, sus dos nietos y con Humberto Zerda, su tío que lo crio como a un hijo, cuando soltó la taza, se le cayó al piso y él, tambaleante, no pudo incorporarse, lo que detonó su enfermedad.
Antes de eso, este crucigramero, que es colaborador de La Revista y que también trabaja para otros medios nacionales y locales, jamás se enfermó, ni se quejó de dolor alguno, asegura su familia. Incluso dos días antes había cumplido con otra de sus pasiones, competir en ecuavóley, en el parque El Paraíso de Cuenca.
“Incluso me dijo que antes de que lo hiciera chequear con el médico lo dejara terminar algunos trabajos para que los medios no se quedaran sin publicar”, recuerda su esposa. En esos dos días elaboró los suficientes crucigramas para quince días en cuatro periódicos.
Nadie imaginaba que estaría en coma por más días, y fue su hija Andrea quien tomó la posta; pero luego de los 22 días, cuando Nilton abrió los ojos y no podía hablar, tenía todo el lado derecho del cuerpo paralizado, logró hacer que su familia entendiera que requería ayuda para continuar con su obsesión de hacer crucigramas.
Andrea se convirtió en su lado derecho y juntos, hasta hoy, realizan sus trabajos a diario. Se ayudan con un diccionario deportivo que tiene 9.315 palabras recabadas por el creador y otro de 2.856 palabras con dos y tres sílabas.
La motivación principal de Nilton para superar su enfermedad es la misma que utiliza para armar uno de sus juegos y es poner a prueba la destreza y el ingenio del jugador, por lo que se trata de un reto personal.
Con la sencillez que lo caracteriza, Nilton no asegura que no tiene una creación favorita, que ninguna es mejor que otra, aun su primer trabajo que lo publicó en diario Nacional de Machala, en donde vivió hace quince años.
Pero la vida no ha sido tan sencilla para este gitano y su familia que no echó raíces en ninguna parte. Uno de los recuerdos que permanecen en su memoria es la paliza que recibió a inicios de 1990. Sus crucigramas crearon susceptibilidades a nivel militar y político ya que lo incriminaron por supuestamente enviar mensajes secretos a Perú, en la época más dura de conflicto bélico con Ecuador.
El reto que tiene ahora es seguir como el ‘Rey del crucigrama’, como lo conoce su familia, sin dejar de crear este entretenimiento “hasta cuando Dios le dé vida”, afirman sus seres queridos.
Por ahora guarda con orgullo los recortes, afiches y placas recibidos en su trayectoria, pero asegura que le gusta más escuchar que la gente lo identifica como crucigramero cuando oye su nombre, así no lo conozcan personalmente. (I)