Pedro Villegas: Un documentalista ferroviario
‘Señales de vida’ de Pedro Villegas, un joven documentalista que cuenta la historia de los trabajadores ferroviarios de Durán.
Sus sueños de documentalista viajan sobre las rieles del tren de la Nariz del Diablo. Siempre ha sido así porque Pedro Villegas Arcos hace 36 años nació en Durán, un pueblo ferroviario. Además, sus abuelos maternos y paternos fueron ferroviarios. Su abuelo, Pedro Villegas, se jubiló en la empresa. En cambio, Marcos Arcos perdió una pierna en un descarrilamiento. No los conoció pero creció escuchando el pito del ferrocarril y oliendo el humo de la locomotora. Visitando de niño el taller de locomotoras donde trabajaba su padre político.
“Fruto de todo esto es mi constancia con el ferrocarril”, manifiesta el cineasta que en estos días batalla para culminar su trilogía El tren de la Nariz del Diablo. Recuerda que en la escuela su profesora le preguntaba qué iba a ser de grande y él respondía que abogado para defender a los trabajadores. Pero estudió Comunicación Social en la Universidad Católica de Guayaquil, aunque antes pasó por dos carreras técnicas en la Politécnica.
Nunca fue buen estudiante. “Demoré ocho años en sacar mi título de periodista –confiesa en la Estación Ferroviaria de Durán–, algo que lleva solo cuatro años”. Asistía a festivales, lecciones, talleres del MAAC Cine cuando era programado por Ochoymedio, también era asiduo a los cines de foro de la Alianza Francesa y Casa de la Cultura. Quizá haciendo realidad aquella reflexión del genial François Truffaut: “El cine, su historia, su pasado, su presente, se aprende en la cinemateca. Solo se aprende allí, es un aprendizaje perfecto”.
Ver películas de cine alternativo, tan alejadas del sello Hollywood fue forjando una nueva forma de ver y concebir al mundo. Inquietud que empezó a hacerse realidad en la asignatura Producción Audiovisual, siendo su profesor el documentalista Pepe Yépez. “No me he lanzado a la ficción, solo he incursionado en el documental que me empezó a interesar en esa materia”, dice abrazado a su cámara.
En el 2007, junto con otros compañeros, a manera de ejercicio académico, realizaron Haciéndose aire, que en 30 minutos registra un día de peripecias de un trío de músicos populares que sobrevive cantando en los buses de Guayaquil. “Eso fue prácticamente el inicio de todo”, cree. Ese documental ganó un premio en Alianza Francesa y fue programado en el canal público. Además, Yépez –a quien considera su maestro- lo integró como ayudante de sonido y pietaje durante parte de la grabación del documental La Nariz del Diablo. “Para mí, esa fue una experiencia chévere porque fui conociendo la forma de producir y conocer diversos lugares”, reconoce Villegas, quien luego participó en el Festival de Artes al Aire Libre con el cortometraje Guayaquil de la culata, que da cuenta de esas furgonetas que realizan el servicio de transporte por los cerros del Carmen y Santa Ana.
Después Villegas enfoca su mirada en Durán. El punto de partida fue El camino de los demonios, documental de 69 minutos, que culminó en el 2012, una historia que nace con la Hermandad de Trabajadores Ferroviarios Jubilados, experiencia que le haría reconocer sus raíces. “Ese documental registra el proceso de rehabilitación del ferrocarril, pero también es una reflexión contestataria sobre la rehabilitación de esos fierros viejos y por qué no de la parte humana que son los ferroviarios jubilados”. Realizando ese documental descubrió todo un mundo de historias y personajes ferroviarios. Así nacería Maquinita Davis sobre el extraordinario Guillermo Davis Piñeres -Durán, 1915-1980- hijo de un ferroviario afroamericano, quien sin mayores estudios pero con una curiosidad y genialidad innata, fabricó dos pequeñas locomotoras que cada 16 de octubre sus dos hijos ponen a rodar sobre las rieles.
En estos días escribe el guion de Bizarros jamaiquinos, a pretexto de esos 4.000 negros jamaiquinos que vinieron a construir la línea férrea, especialmente como reconocimiento de las 18 familias descendientes de esa estirpe que viven en Durán. De Maquinita Davis tiene un avance de 23 minutos, la versión final será de 52 minutos, para culminar ambos documentales participa en el concurso de fondos del Consejo Nacional de Cine. Esas historias ferroviarias constituyen su trilogía El tren de la Nariz del Diablo.
Mientras tanto, como casi todo artista, sobrevive haciendo cachuelos -videos institucionales- y junto con un puñado de artistas duraneños forman parte activa del colectivo cultural Pata de Cabra.
En esa orilla del río, Pedro Villegas viaja en tren hacia su raíz. “Yo como documentalista lo que deseo es escarbar en la memoria de Durán”, dice y sus palabras suenan a dúo con el pito del ferrocarril.