Reuniones en diciembre
Diciembre parece corto cuando se piensa en la cantidad de compromisos que llueven por todas partes: el chocolate navideño de los padres de familia del colegio o escuela, la reunión de los compañeros de trabajo, de excompañeros, de las amistades de toda la vida, con los parientes, en casa de los suegros, las posadas, entre otros.
No faltará quien se estrese pensando que cumplir con todos afectará su presupuesto o porque le tocará ser anfitrión u organizador de una o más de estas reuniones.
Cuáles privilegiar
La máster en Terapia Familiar Margarita Toral identifica la Navidad como el tiempo de amor, paz y alegría, y señala que las reuniones navideñas han de tener esos elementos: “Estas fiestas han de producir paz y alegría en los demás y también en nosotros. Hemos de ir, con una actitud generosa de comprensión, compañía, a las reuniones en las que podamos dar más de nosotros”.
En relación con los niños, la psicopedagoga Miriam Muñoz de Pazmiño aconseja privilegiar las reuniones familiares, las de Adviento y posadas, pues considera que es importante resaltar el sentido de la Navidad para recuperar la verdad de este festejo en la autenticidad del dato histórico y en la plenitud de su verdadero significado: “Hay que darles a los niños la explicación sobre esta celebración y ayudarlos a que se preparen en familia con mucho entusiasmo para recibir el nacimiento del Niño Jesús en sus corazones”.
Las evitables
Y aunque el espíritu festivo de la Navidad se vea por todas partes, hay quienes no están de ánimo, son apáticos o por su religión no celebran en esta fecha.
Con ellos hay que ser prudente, pues unos accederán a una reunión sin tintes religiosos, mientras que otros sencillamente la rechazarán.
La licenciada Toral recomienda que antes de rehusar la invitación se debe revisar la razón, pues a veces es por no incomodarse, por no pensar en los demás: “Pero si realmente no podemos ir, debemos excusarnos con tiempo y de la manera más cortés y amable, haciendo que la otra persona no se sienta rechazada”.
Sin invitación
En caso de no ser invitados a alguna celebración, Muñoz recomienda propiciar uno mismo una actividad que creamos nos hará sentir bien.
Siempre podemos ser nosotros los que busquemos a otros más solitarios para darles momentos de alegría y de compañía. Dice Toral: “Pensemos en los parientes o conocidos mayores, o con menos posibilidades económicas”.
Oportunidad de reconciliación
En ocasiones, en el círculo familiar o entre amistades se generan distancias que podrían superarse aprovechando esta época, pues muchas personas se muestran más propensas a la alegría y la bondad, volviéndose las celebraciones navideñas propicias para arreglar esas relaciones que por algún motivo no son armoniosas y están causando dolor o insatisfacción.
Toral señala que si esta es la época del amor, también es la del perdón: “Tomemos en cuenta que siempre en materia de perdón más gana el que perdona”. Ella dice que en su experiencia como terapeuta ha constatado que muchas personas cuando se reconcilian de corazón, no solo superficialmente, y además trabajan para que esa buena relación se mantenga, se da el comienzo de una etapa más madura, profunda y duradera, más feliz.
Cada uno de nosotros conocemos nuestras debilidades y fortalezas, señala Muñoz, y vamos a tratar de buscar lo que nos haga sentir tranquilos y en paz.