Gesta libertaria renacerá en casa-museo
Guayaquil alista el Bicentenario de su independencia con la réplica de la casa de la familia Villamil Garaycoa, escenario de la Fragua de Vulcano.
En el 2020 Guayaquil celebrará 200 años de independencia. Como cada año, es propicio volver a leer y honrar su historia. Y en ocasión del Bicentenario, la ciudad ahora podrá revivir este digno pasado en uno de sus escenarios desaparecidos.
La réplica de la casa del general José de Villamil es parte de los homenajes que prepara el Municipio porteño para esta fecha. De hecho es el punto de partida de la Ruta Viva de la Independencia de Guayaquil que registra los episodios históricos del 9 de octubre de 1820 a lo largo del Malecón y alrededores.
En ese domicilio se organizó el golpe de la libertad en un encuentro célebre conocido como la Fragua de Vulcano el 1 de octubre de 1820. El inmueble se levantará como un museo permanente que recreará este antecedente con estatuas de látex y mobiliario y accesorios elaborados a la medida de la época, como Quito con su museo de figuras de cera que representan la matanza del 2 de agosto de 1810 en el Cuartel Real de Lima, después del primer grito de independencia nacional.
Así estaremos hombro con hombro con los patriotas que complotaron las faenas de emancipación guayaquileña, en el despacho de Villamil. Nos colaremos en su gran salón donde se orquestó un pomposo baile para Isabelita Morlás, que sirvió de pantalla para esa reunión secreta. Y, en último detalle, probaremos en cada espacio los quehaceres cotidianos de las familias de los siglos coloniales.
Esta recreación surgió de un estudio liderado por el arquitecto Melvin Hoyos, director de Promoción Cívica y Cultura del Municipio de Guayaquil. “Comencé esta investigación hace muchos años, cuando trabajé con Julio Estrada Ycaza”, recuerda el funcionario. El encargo provino del historiador a mediados de la década del 80 con el fin de recopilar toda la documentación posible de la edificación y conocer así sus particularidades.
“Es una casa sumamente importante, ahí nace el proceso emancipador de Guayaquil y con ello los procesos de la batalla de Pichincha e inclusive de los combates de Junín y Ayacucho que liberaron a Perú”, agrega.
La vivienda era imponente. Constaba de tres pisos y estaba sobre el Malecón Simón Bolívar, conocido antes como la calle de la Orilla. Iba desde la calle Elizalde hasta casi la mitad de la cuadra hacia la avenida 9 de Octubre. En el gran incendio de 1896 se desmoronó y no fue reconstruida. Actualmente en el sitio hay un garaje.
Retos y desafíos
A menos que exista una persona viva de mínimo 150 años y con buena memoria además, nadie podría detallarnos el aspecto fiel de esta morada o la distribución de sus ambientes. Solo los estudiosos de la arquitectura patrimonial la reconocen en fotos antiquísimas, que tampoco son muchas. “Existen 4 o 5 fotos del tiempo anterior al incendio grande que registran la fachada”, expresa Hoyos. Pero solamente es la fachada.
El también historiador estima que la propiedad original fue construida a finales del siglo XVIII, de donde no han sobrevivido muchos edificios, por lo cual “es extremadamente difícil estudiar la arquitectura de esa época”, resalta. La única información gráfica disponible son las pinturas de Charton, grabados policromados de tripulación de corbetas y dibujos de naturalistas que llegaron con Alejandro Malaspina a Guayaquil en 1790, entre otros. Registros visuales de los interiores no existen, menos aún planos de los edificios.
No obstante, las casas de la Colonia en Guayaquil se han perfilado bajo el mismo arquetipo, dice Hoyos: fachadas con arcos de medio punto (interior de semicírculo), una galería (corredor descubierto) frontal separada dos metros de la fachada, techos de tejas de cerámica, locales comerciales y bodegas en la planta baja, patio interior que servía como pulmón del hogar y dos pisos altos, todos conectados por una gran escalera central. Así se trazaron en este siglo los planos de la vivienda de Villamil.
Nace la casa
Otra de las fuentes a las que recurrió Melvin Hoyos fueron los estudios del arquitecto Gonzalo Robalino Patiño de la década del 60, que recogió en una tesis de cuatro tomos.
“Fue el primero en estudiar a fondo la arquitectura colonial”, afirma. “Como los únicos referentes eran las pinturas, él empezó a estudiar la distribución interior de los espacios a partir del análisis de 75 viviendas de madera muy antiguas. En esos años existían más de 500 residencias de ese material en Guayaquil”, resalta.
Esa investigación ayudó a definir los ambientes de la futura casa-museo: en el primer piso se alojará un área de estudio y recreación, que era destinado al jefe del hogar. Allí se instaló la Fragua de Vulcano.
Estaba anexa al área social o salón, dispuesto hacia la galería frontal, donde se recreará la fiesta de Morlás. El dormitorio principal o máster también estará en ese nivel, respetando la costumbre de siglos atrás.
El general Villamil y su esposa, Ana de Garaycoa, reconocida dama de la sociedad, tuvieron una familia numerosa y eso se refleja en el número de habitaciones repartidas en la primera y segunda planta. Al menos seis hijas reposaron en el segundo nivel de la residencia, donde se armará un área social solo para las mujeres, tal como se deduce de aquellos tiempos lejanos.
En el último nivel, separada por un corredor, también se construye la cocina con una escalera exterior. Se mantiene su diseño antiguo, proyectado así para que en caso de incendio, el fuego no se esparza con facilidad al resto de los espacios.
Atractivos históricos y arquitectónicos
La obra tiene aproximadamente 450 metros cuadrados de planta, lo cual equivale casi a 1.350 metros cuadrados de construcción con los tres niveles, ilustra el autor. Se ha planificado levantarse en el Malecón, frente al edificio de La Previsora, en el área del vagón del ferrocarril.
Para la recreación de la residencia se empleará madera tratada químicamente resistente al fuego. La estructura será reforzada con platinas de metal para aportar mayor seguridad a las cargas que debe soportar el edificio por la afluencia de los visitantes. La idea es hacer una copia lo más parecida al original, incluso en sus técnicas de construcción y materiales.
Por otro lado, el arquitecto e historiador destaca otro detalle que desea seguir literalmente. “Las casas del centro, de Ciudad Nueva, pertenecían a familias acaudaladas y todas eran de madera, entre esas esta. Les pegaban telas a las paredes interiores donde pintaban lo que normalmente en palacios eran molduras y relieves”. Una edificación que recuerda esa forma de decorar inspirada en estilos europeos es la casa verde del Parque Histórico Guayaquil. Los diseños murales incluso tratan de imitar el color y las formas sinuosas del mármol.
El artista Édgar Cevallos (escultor de Guayas y Kil y el Museo de Miniatura) vestirá la casa y a sus protagonistas. Todos los accesorios y mobiliario serán imitaciones de la época.
Hoyos concluye: “inicié la investigación en 1986 y terminé en 1989. Pero recién hace dos años sentí que tenía una aproximación del 85% de cómo la casa debió ser. En definitiva, será un maravilloso homenaje a Guayaquil”.