Marcelo y María T. Noboa de Bonilla
Usted es periodista, chef, bartender y experta en ceremoniales y etiqueta. ¿Cuatro oficios, ocho necesidades?
Y doce complejidades, dieciséis serenidades, veinticuatro vanidades y cuarenta y ocho que no juegan.
A la comunicadora social le pregunto: ¿Qué es un periodista: un cazador con buena puntería o un falso profeta?
Además de buena puntería debe tener inteligencia, intuición y, sobre todo, alto sentido del olfato. El producto periodístico tiene un valor histórico porque se enmarca en la realidad de los acontecimientos. El que quiera ser buen periodista debe alejarse de las veleidades del protagonismo; su misión es informar sin beneficiar a unos ni perjudicar a otros. El ejercicio periodístico es un sacerdocio.
A la chef: ¿Qué hacer para que el tercer mundo no se muera de hambre mientras el primero y el segundo se mueren de colesterol?
Pedir ayuda al Foro Panamericano de Asociaciones Gastronómicas Profesionales para que haga más marchas contra el hambre; a la Hermandad Internacional de los chefs, a Cocineros sin Fronteras y a los nutricionistas que trabajan para la OMS. Y rogar al cielo para que se tome conciencia sobre la comida chatarra.
A la bartender: ¿Sirve el coctel Molotov para encender una revolución?
Las pobres neuronas no se pueden resistir y naturalmente forman una revolución. El coctel Molotov, tomado del apellido del ministro de Relaciones Exteriores de la Rusia de 1940, se considera entre las bebidas combinadas una fuerte explosión. Contiene una parte de whisky, dos de wodka, una de ron y una de Martini. Servido sobre hielo, en vaso alto, el que se conoce en coctelería como highball puede ser ‘suavizado’ con agua tónica o con soda, según el gusto. A diferencia del que se bebe, las Molotov que explotaban en los alrededores de la Universidad de Guayaquil, en la década del setenta, son de triste recordación.
A la experta en etiqueta: ¿Es mala educación cuando un policía le pide a un conductor “papeles”, contestar “tijeras”?
¡Ajá! “¿Piedra, papel o tijera?” No, no es mala educación; es una buena ocurrencia.
Algo más sobre etiqueta: Si después de hacer el amor a uno le dicen “gracias”, ¿se trata de una demostración de buena educación sexual?
¡Absolutamente! Eso significa que nadie estuvo de luto.
Usted que estudió en el New York Institute of Photography, ¿qué opinaría del fotógrafo a quien hasta los muertos le salen movidos?
Es que no son los muertos los que se mueven, son las almas las que se manifiestan. Pero en la actualidad, algunos parecen tener mucha prisa y poco tiempo; por eso la descontextualización de la imagen en un mundo que parecería desvincularse del buen relato y marcado precisamente por las imágenes.
A la mujer: ¿por qué muchos matrimonios fracasan?
Por varias razones. Por ejemplo, si un Piscis y un Acuario se casan, el matrimonio naufraga. Y en otros casos porque el sol de la novia no estaba en Virgo.
Antes de la invención de la bombilla, ¿qué aparecía sobre la cabeza de la gente cuando tenían una idea?
Creo que una lámpara Petromax; antes de ello, una antorcha; y siglos atrás, dos piedritas abrasadas en fuego.
Se dice que la verdadera felicidad está en las pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna…, ¿de acuerdo?
Y un pequeño detalle: el amor.
¿Qué quisiera que escriban en su epitafio?
¿Y por qué tiene que ser un epitafio? Mejor que sea una epopeya.
¿Cuál será su alegato en el Día del Juicio Final?
Diré: Padre, si en la Tierra perdí muchas veces el juicio, espero aquí ganarlo porque quiero, como dijo Sabina, que “Tú seas mi abogado de oficio”.
¿Qué piensa hacer después de muerta?
Primero, déjeme llegar al Más Allá; luego trataré de comunicarme con el Más Acá.
Hágase una pregunta y contéstela.
¿Cuál es el colmo de un psiquiatra?... Tener una mujer loca.