Más que entretenimiento

Por Clara Medina
27 de Julio de 2014

Cecilia Velasco A. (1965), escritora ecuatoriana, autora de Domadora de leones.En el 2010, la ecuatoriana Cecilia Velasco ganó el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura por la novela Tony. Es una obra de 139 páginas que tiene como personaje central a Dewei Wang, un adolescente de ascendencia china que vive en Quito y a quien llaman Tony.

Fue su bautizo en el mundo de la literatura para jóvenes. Velasco había publicado un libro de poemas. Hasta entonces, parte de su tiempo lo dedicaba a la cátedra. Ejercía, asimismo, como crítica literaria y también como columnista de opinión de diario Hoy, actividades que hasta ahora realiza.

Ese mismo año (2010), Alfaguara Infantil le publicó el libro Selva de pájaros. Y dos años más tarde, Rosa Rosita. Ahora, Velasco tiene un nuevo libro: Domadora de leones, una novela juvenil publicada por Panamericana Editorial de Colombia, de reciente edición. En esta obra, que tiene como protagonista y narradora a una joven que creció solo con su padre, quien le contaba historias de El Quijote, la escritora inserta situaciones que son cotidianas, pero a veces difíciles de abordar en la literatura para niños y jóvenes. Una de ellas es la muerte, ese instante que a lo mejor a todos nos asusta o genera incertidumbre y desasosiego.

En Domadora de leones la muerte no es un doloroso final o una traumática desaparición, sino una serena despedida. Un alejamiento casi natural. El cumplimiento de un ciclo. Hay en esta obra un logrado y sensible abordaje. Una comprensión. Camila –así se llama la protagonista– pierde primero a su madre. Luego, a su padre. Y es ella quien desde sus 21 años ya cumplidos hace un repaso a su vida, a la de su familia y a la de la gente que conoció. También está el gato Tabú.

En las páginas de la novela habita, pese a las pérdidas, una cierta alegría. Tiene un tono cálido. Una luz. En la literatura de Velasco destaca la recurrencia de plasmar temas que a lo mejor otros podrían desestimar, por considerarlos, quizá, incómodos. O áridos. En Tony, por ejemplo, se propone, junto con la vida del adolescente, una mirada a las apariencias, al mundo de las discapacidades y a la muerte. Y la muerte coincidentemente aparece, de alguna forma, en Rosa Rosita, la historia de una mujer pequeñita, toda ella bondad. La de esta autora es una escritura que traspasa el entretenimiento. O que es más que eso.

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