Por los sueños
El 5 de febrero de 2017 en esta columna escribí el texto ‘Juana y Cecilia’, sobre el trabajo de difusión de la literatura que realizaban dos escritoras ecuatorianas: Juan Neira y Cecilia Velasco. La primera mediante su programa Sueños de papel, por radio Visión, y la segunda con la revista digital teteatete.es. Elogiaba el valor y el esfuerzo de ellas y la existencia de estos espacios tan oportunos y necesarios en Ecuador, país que parece no darle prioridad ni a la literatura ni a la lectura ni a sus autores ni a la cultura en general. Un año y cuatro meses más tarde vuelvo a escribir al respecto, pero para lamentar que iniciativas tan hermosas se trunquen.
La revista teteatete.es ha hecho un pequeño alto, del que ojalá pronto salga. El programa Sueños de papel, en cambio, se terminó, luego de más de una década de permanencia. O lo terminaron, quizá sea más apropiado decir, porque, desde la mirada de la radio, no era rentable. Y sí, quizá no fuera rentable económicamente, pues sabemos lo difícil que es conseguir auspicios para actividades que no estén vinculadas con públicos masivos. Pero a proyectos como este debe medírselos por otra forma de rentabilidad. La ganancia es poder llegar a la ciudadanía con una programación que priorice la literatura y que difunda el pensamiento y la palabra de los autores. Que apueste por otros diálogos y reflexiones. Que muestre que otros mundos y distintas sensibilidades son posibles.
La televisión, la radio, incluso los espacios digitales, con unas cuantas excepciones, claro está, están llenos de lo mismo. Parece que lejos de buscar la diferencia, creyeran que uniformarse es un valor en la comunicación. De manera que la mayoría, por lo menos los espacios más populares, brinda: política, deportes, farándula, más farándula, chismes y diálogos poco profundos y ahora con cierto desparpajo, al que llaman humor, porque eso es lo que, se supone, ‘vende’. Y así, quienes buscan otro tipo de programación se van quedando huérfanos. Y la literatura y la cultura también. Todo ello a contracorriente de lo que pasa en el mundo de las letras, donde cada día surgen nuevos autores y existen renovadas propuestas literarias. De estos casi nadie da cuenta.
Si no hay medios ni empresas ni auspiciantes que apuesten por la literatura, esta nunca será masiva ni opción para muchos, simplemente continuará confinada a unos pocos y las entusiastas y documentadas iniciativas de gente como Juana Neira, Cecilia Velasco, y más, desaparecerán. Se volverán insostenibles. Y con ello la ciudadanía se perderá de conocer a los autores y los autores no conseguirán llegar a los lectores, y no saldremos de ese histórico círculo. El crítico y escritor brasileño Antonio Cándido decía que la literatura es un derecho humano. Y todos debemos tener la oportunidad de acceder a este derecho. Ojalá que Sueños de papel encuentre pronto otra casa, desde donde pueda continuar al aire, para contento de un público que aunque minoritario aún, es valioso y merece una programación distinta, como la que ofrecía Juanita Neira. Que no mueran los sueños. (O)
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