Prevenir las tiranías
La historia no se repite, pero nos enseña. Así nos lo recuerda el escritor Timothy Snyder (Ohio, Estados Unidos, 1969) en su breve libro Sobre la tiranía. Veinte lecciones que aprender del siglo XX (Editorial Galaxia Gutenberg. Tradución de Alejandro Pradera. Barcelona 2017, 150 páginas), publicado (no coincidentemente) luego del ascenso de Trump a la Casa Blanca, y traducido casi inmediatamente a varios idiomas.
Durante los debates en Filadelfia para la creación de una unión más sólida entre las excolonias inglesas, el espectro de las tiranías estuvo siempre presente. Los delegados tenían claro –y así lo revelan sus cartas y panfletos– cómo las repúblicas antiguas caían en oligarquías, y luego degeneraban en imperios. Conocían de las advertencias de Aristóteles sobre los efectos nocivos de las desigualdades económicas para las democracias, y de Platón sobre cómo los demagogos se aprovechan de la libertad de expresión de las repúblicas para convertirse en dictadores. Al establecer un sistema de gobierno en el que el poder sería ejercido de forma separada y compartida, a la vez, y tanto horizontal como verticalmente, los fundadores de la nueva república quisieron evitar que ella degenere en tiranía.
En su libro, Snyder subraya que la historia europea de los últimos siglos es tan aleccionadora para las sociedades de hoy sobre el peligro de las tiranías, como lo son las de la Antigua Grecia, y –añadiríamos– las de la Italia del Renacimiento. En efecto, los períodos que siguieron a la Primera Guerra Mundial (1919), la Segunda Guerra Mundial (1945) y el fin del comunismo (1989), fueron períodos en los que Europa experimentó una ola de democracias. Y, sin embargo, muchas de ellas fracasaron, como al parecer podría fracasar la estadounidense. De esos fracasos podemos, o debemos, aprender. Y aquí Snyder tiene una lista de sugerencias, en un estilo sencillo pero penetrante.
Por ejemplo, no obedezcamos por adelantado. Mucho del poder que tienen los dictadores se lo damos nosotros libremente. La obediencia anticipada constituye una tragedia política. Otra recomendación: defendamos las instituciones. Ellas ayudan a preservar la decencia. Otra: ojo con eso del estado unipartidista. Otras incluyen la de recordar la ética profesional, preservar la vida privada, protestar, investigar, aprender de nuestros pares en otros países, mantener la calma cuando lo inimaginable suceda. Y así por el estilo. Cada una de estas, y otras advertencias, van acompañadas de breves referencias históricas de las tiranías modernas, como el nazismo y el fascismo. Algunos lectores probablemente encuentren ciertas coincidencias con lo que hemos vivido.
Snyder es el autor de interesantes libros de historia sobre las dictaduras contemporáneas. (O)