Dragones y doncellas: Sigue ‘Game of Thrones’
“Si ha estado viendo hasta la sexta temporada esta no se la puede perder, el comienzo del primer episodio es fulminante. Y ya sabe que cada escena que sigue lo deja clamando por más”.
Hace seis años y un poquito menos empezó la muy aclamada serie de HBO, Game of Thrones (Juego de Tronos). Si ha estado viviendo en un búnker durante ese tiempo se podría preguntar ¿qué hace que un programa que dedica la mayor cantidad de su tiempo a personajes de un mundo ficticio hablando sobre política medieval sea interesante para las masas? Las respuestas son violencia, diálogos brillantes, zombis, dragones, sexo y una tendencia a matar personajes interesantes más machetera que el “next” en los programas de citas gringos.
Game of Thrones es una adaptación de los libros Song of Ice and Fire escritos por George R. R. Martin, siendo esta producida por David Benioff y D. B. Weiss. De momento lleva ganándose treinta y ocho premios Emmy de primetime, más de los que cualquier otra serie de televisión escrita ha conseguido hasta el momento.
Lo que destaca particularmente es que, conteniendo criaturas y poderes de fantasía, logra haber tomado fama en boca de todos como extremadamente realista. El secreto está en sus muertes inesperadas. Fallecen personajes impactantes con historias que no se sienten terminadas, exactamente como en la vida real. De hecho, algunas de las muertes más infames de la serie han sido sacadas directo de libros de historia como la famosa Red Wedding (Boda Roja), inspirada en acontecimientos del siglo XV conocido como la Cena Negra. Igualmente, quienes mueren sirven como motivación, pasado traumatizante u oportunidad de aprendizaje a todos quienes los conocían, amigos, familiares e incluso enemigos.
En el tercer episodio que acaba de pasar, la memoria de la muerte de Joffrey Lanister, ocurrida cuatro temporadas atrás, forma parte de la bofetada final que Ollena Tyrel, interpretada por Diana Rigg, le da a Jaime Lannister su compasivo verdugo, por Nikolaj Coster-Waldau.
Las redes sociales estallaron con sus comentarios de partida. Game of Thrones está tan repleto de mujeres poderosas y actrices impresionantes que hasta se puede dar el lujo de dejarlas ir. La lista es extensa y extremadamente diversa. Entre las sobrevivientes actuales tenemos a Brienne de Tar (Gwendoline Christie) como una honorable paladín, Arya Stark (Maisie Williams) como adolescente y asesina vengadora, Missandei (Nathalie Emmanuel) como traductora y exesclava, entre otras. Pero nadie ha sufrido y hecho sufrir más que las dos mujeres que de momento se enfrentan la una a la otra por el derecho de dominar los siete reinos.
Daenerys Targaryen, interpretada por Emilia Clarke, y Cersei Lannister, por Leana Headey, ambas con más de una nominación a los premios Emmy por sus actuaciones. Aunque con toda la gloria que se llevan las damas (y las no tan damas), los Emmy a mejor actor de soporte en Game of Thrones se los ha ganado Peter Dinklage y en dos ocasiones, pues él nació para interpretar a Tyrion Lannister. Sufriendo de enanismo, este encantador exborracho de humor cruel, mente sabia y corazón de oro es el personaje que se llevaría a más gente fuera de la serie en caso de su muerte.
Entre los elementos negativos: más de un televidente ha dejado la serie desde alguna temporada cuando se le ‘mató’ a todos los personajes favoritos; las escenas de sexo a veces son completamente irrelevantes, como aquella entre Gusano Gris (Jacob Anderson) y Missandei en el segundo episodio de esta última temporada donde la plática después del acto habría sido más psicológicamente reveladora.
La séptima temporada está casi a la mitad y se comenta que la octava será la última que se nos dará de esta gran historia. Si ha estado viendo hasta la sexta temporada, esta no se la puede perder, el comienzo del primer episodio es fulminante. Y ya sabe que cada escena que sigue lo deja clamando por más. (O)