Una madre como muy pocas
A veces vida y literatura van unidas en un todo. A veces, la vida ofrece el mejor material para construir una gran historia, aunque sea a costa de mucho dolor. Eso es lo que le ha sucedido al escritor mexicano Julián Herbert, quien en Canción de tumba reconstruye la compleja vida de su madre prostituta.
Una novela con la que Julián Herbert (Acapulco, 1971) se alzó con el premio Jaén de Novela y que ahora ha publicado Mondadori. Una narración intensa y radical, escrita desde un trapecio sin red, porque, según el autor, “una buena historia no se puede escribir con buenos modales”.
Canción de tumba comienza con la enfermedad de Guadalupe Chávez, su madre, que está en un hospital por una grave leucemia. Este hecho le sirve al autor para echar marcha atrás y recomponer la vida de su progenitora, con sus múltiples nombres, y la suya propia, en medio de un México extremo, violento y corrupto.
Y Herbert escribe en la habitación del hospital, donde pasa las noches, en una situación de duermevela que se plasma en una parte del libro, con olor a fármacos, enfermedad, sangre y a todo lo relacionado con la degradación de un cuerpo humano.
Hermanastros, hijos bastardos, padres perdidos, prostíbulos, noches sin dormir o viajes contantes que fueron la base infantil de un Julián Herbert poeta, narrador, músico, videoartista y escritor por encargo, que decidió dar forma a este libro que se podría considerar el libro de su vida. Efe