Para los que vieron Funny Girl en el escenario de Broadway en su fulminante protagonismo hace exactamente 52 años, Barbra Streisand es recordada como una especie de meteoro, cuyo resplandor estremeció el ambiente teatral de Nueva York y catapultó a su joven estrella a las portadas de las revistas más importantes del mundo.

Ella tenía lo que algún crítico comparó al embrujo que “solo podía producir María Callas en la ópera”: una voz única acompañando a una personalidad extraordinariamente fuerte. Barbra ha anunciado en varias etapas su retirada de los escenarios pero ella es una chica seria realmente, porque si su voz se mantiene como la escuchamos en sus últimas grabaciones, su ausencia sería un acto delictivo. La magnífica entrevista del New York Times nos trae a una mujer que irradia también sus otras facetas como directora y productora de sus creaciones musicales y cinematográficas. (O)