El Editor Carlos A. Ycaza
De la pantalla a la acción
De la pantalla a la acción
Una muy perceptiva nota del New York Times sobre los efectos de lo que vemos en pantallas de cine, TV y videojuegos con el público de EE.UU. Los resultados de las encuestas no son muy exactos, pero en una nación donde las facilidades para la compra de armas es un tema político candente, la repercusión del impacto de historias violentas se mantiene latente. Miren esos datos sobre la incidencia de estrenos de películas como Rápidos y furiosos en los accidentes de tránsito.
Aquí trato de reenfocar el tema con mi experiencia cinéfila de muchas décadas. No puedo olvidar el clímax de una película como Gigante (1956), cuando la trompiza final del millonario texano (Rock Hudson) en una cafetería donde él se opone al racismo oficializado de la época que impedía que los clientes mexicanos ocupen el lugar.
El tema no pierde un minuto de actualidad en los años del presidente Trump. Y está la maravillosa escena final: el primer plano de su nieto de 4 años, cuya madre es mexicana. El director George Stevens crea una imagen icónica: gigante no es el poder o la riqueza de los texanos petroleros, sino la mirada de ese niño que contempla arrobado la valentía de un abuelo. Si en las pantallas actuales descubrimos estos sentimientos, por allí va la cosa. Con o sin encuestas. (O)