En aventuras artísticas de enormes exigencias financieras ellos lo arriesgan todo, sembrando en los grupos de artistas elementales márgenes de organización para realizar proyectos de altos riesgos.

Pero la actividad teatral no puede realizarse sin estos productores, muchos de ellos también actores a quienes no les queda otra posibilidad de ejecutar sus sueños asumiendo una doble función como único recurso viable para que el teatro viva en los escenarios.

Se necesita esa confianza elemental de ellos en su trabajo y hacia los actores que se integran. Los retos son cada vez mayores. Diana León conversa con seis de ellos  y el común denominador es la pasión teatral que gobierna sus vidas y que los mueve en cada paso. Con ellos se está forjando el teatro nacional.