Fue casi un pacto con el diablo pero la pasión cinéfila mueve galaxias. Un amigo tenía la conexión para poder ver la señal de HBO de EE.UU. y de esa manera pude ver hace unas semanas los diez episodios de la serie El joven Papa, dirigida por Paolo Sorrentino (La Grande Bellezza), un auténtico maestro de la vanguardia cinematográfica actual.

Su decisión de entrar en la televisión se debe más que nada a la posibilidad de contar la enorme historia que lo inspira –10 horas en un cine es kaput– utilizando al límite todas las posibilidades laberínticas de una narrativa colosal. Sorrentino es el protagonista realmente, porque la serie es concebida, escrita y dirigida por él.

Su visión de la sociedad actual a través de un papa política y religiosamente incorrecto es formidable: este Pío XIII es gringo, tiene 47 años, fuma, se contradice, hace milagros, es reaccionario, es humano, es nihilista, y esconde su visión personal de Dios hasta un final que nos quita el aliento. (O)