La fotografía como expresión artística tuvo un nacimiento muy parecido al del cine: primero hubo la innovación tecnológica obsesiva de capturar imágenes a través del lente, lo que nublaba la sensibilidad de aquellos primeros exploradores que solo ‘cliqueaban’ lo que veían a través de una ventana, hace casi dos siglos. Nada más que la realidad inmediata.

Lo que vino después es un proceso que sigue en evolución y por eso en una revista dominical no podíamos dejar de sensibilizarnos al trabajo del fotógrafo guayaquileño Luciano Koenig.

Recientemente, tres libros de sus últimos trabajos ocuparon una buena parte de mi escritorio. Lo que saltaba de esas páginas era el impacto fulminante de una especie de espejismos chocantes que fusionaban elementos dispares de la vida cotidiana con una intensidad exacerbada. Luciano es un reconocido fotógrafo publicitario, pero lo que aquí salta a la vista es una visión personal de la sociedad actual.

El proyecto se llama We are soldiers (Somos soldados), pero no esperen palabras. Las fotos son el mensaje.