El Editor Carlos A. Ycaza
Fuegos sagrados
Fuegos sagrados
La luz que entra por las ventanas de la grandiosa cúpula de Santa Sofía en Estambul tiene un motivo: traer aquellos fuegos sagrados de la ciudad de Bizancio que se irradiaban desde siglos antes de Cristo hasta la edificación en el año 537 d.C., ahora un museo y patrimonio histórico de la humanidad.
Si bien nuestra nota se enfoca a su arquitectura milenaria –un símbolo de la fusión de culturas de Oriente y Occidente– los aires bizantinos nunca deberían ser olvidados.
Quizás ellos inspiren más motivos y resoluciones en los espíritus de todos, como aquellos que La Revista celebra en esta edición de 14º aniversario. El legado central de Bizancio fue la sabiduría, porque Sofía en latín significa eso. Traducido completo, el nombre hispano sería realmente Santa Sabiduría. Eso fue celebrado por el poeta irlandés William Butler Yeats (1865-1939) en las estrofas muy certeras de su Navegando hacia Bizancio, escritas después de haber ganado el premio Nobel en 1923: “Oh sabios que están en el fuego sagrado de Dios / Y en el dorado mosaico de un muro / Venid del fuego sacro, girad hacia mí / Y sed los maestros del canto de mi alma”.