Uno oye ahora ese nombre y piensa en la megaproducción de Disney que ha arrasado con la taquilla mundial y que es el objetivo de la columna Ojos Secos con Harpo (pág. 34). Pero la Coco Chanel que cambió la faz de la moda hace un siglo fue un antes y después. Ella fue una auténtica revolucionaria,  en el mejor sentido de la palabra. Para ella, uno nunca debía hacer lo que hace el “montón” y su fulminante entrada en las pasarelas parisinas ocasionó explosiones que eran comparadas con la artillería pesada de la Primera Guerra Mundial. Coco nunca se reglamentaba por algo preconcebido, siempre buscaba lo nuevo, con una sensibilidad única: su modernidad era también el producto de lo que se había vivido en el pasado, rescatando el encanto de los estilos más elegantes y transformándolos a su antojo. Y esto es celebrado en la nueva exposición del MoMA en Nueva York (pág. 24).