Me siento un poco paulocoelhista con lo que voy a decir, pero no me queda otra. El asunto revistero este domingo tiene que ver con el interrogante que enfocamos en nuestra sección de psicología: ¿Cuánto dura el amor?.

Observado desde el punto de vista biológico, se habla de un tiempo de cuatro años. Pero cuando nos extendemos a la psicología el panorama es ilimitado. Yo me remito más a los poetas: “Aquel que ama por primera vez es cómo un Dios”, decía Heine, un escritor que además de adalid del romanticismo, también fue catalogado como su enterrador, porque toda existencia contempla sinsabores inesperados.

Pero el milagroso momento cuando nuestras neuronas entran en ebullición por el sentimiento primario que mueve a la humanidad no tiene parangón. Su duración es tarea de dos, por eso el compromiso siempre resulta extremadamente complejo: dos almas que piensan al unísono podrían ser dos corazones que laten al mismo tiempo. Allí comienza todo.