En el mes por el Día del Padre, el frenesí global que se despierta con el Mundial de Fútbol es también motivo de unión familiar en las latitudes más lejanas. Nuestra guía de obsequios es el ritual anual que esta vez se enfoca en los papás primerizos: con ellos también es imposible desligarnos de lo que comienza esta semana en Rusia y que durante un mes altera las rutinas de toda índole.

Cuando hay una euforia tan formidable, uno a veces puede dejar a un lado lo esencial del deporte: lo que importa es descubrir en cada acción en la cancha (o en el hogar) esas reacciones integradoras que se unen en un objetivo primordial que siempre es grupal. Si bien están esos ‘superstars’ que activan los flashes y las miradas, es finalmente aquel jugador que no sigue exactamente lo que está previsto quien abre el nuevo camino al triunfo. Primerizos o no,  la confianza en el propio instinto es la que nos guía.  (O)