Para muchos –o demasiados– no hay nada más ‘cabreante’ que llenar una agenda y comenzar a descifrar los objetivos futuros de las actividades personales en el trabajo, en el hogar, en la vida en general. Y estando dentro de un diario la materia en cuestión a veces se convierte en una pesadilla, porque las decisiones involucran a diversas instituciones tanto estatales, como municipales y públicas. Ellas también dependen de otras entidades o personas. Y más etcéteras. Que son infinitos.

Pero en mis manos reposan tres secciones del New York Times del 9 de septiembre que suman cien páginas. Allí toda la programación de eventos hasta fines del invierno (febrero 2013) está puesta, semana por semana, día por día, con todos los detalles pertinentes. Esto nos inspiró nuestro breve esbozo de cartelera teatral y cinematográfica. ¿Qué nos falta para ser así? A fin de cuentas, todos estamos en lo mismo: trabajando para sacar adelante nuestras actividades, cualesquiera que sean. Es un objetivo para toda la sociedad y que no me digan que no hay presupuesto o que falta la decisión de algún recóndito tercero. Excusas siempre habrá. El estancamiento podría ser contagioso a la vez que crónico. Programarse es tarea de cada uno y el que no agarra el timón, pues que se descunete.