Vida de abogada
Venezolana de nacimiento, pero migró a Colombia por estudios, esta modelo y abogada tiene un sentido contrastado de vestir, y además extraña a su país natal, al que ve de lejos cómo sufre.
¿Qué onda con tu facha?
Trato de estar relajada, obviamente por mi oficina, me veo más glamurosa y por el frío uso chal. Pero igual estoy un poco más elegante.
¿Esa mochila rosa chillona?
En las mañanas voy a la universidad y luego al bufet. La uso por las clases.
Preguntaba por el color focote.
¡Me encantan los colores vivos! Tengo muchos y son todos de colores así.
Contrastan con todos esos colores más de abogada (serios).
¡Sí! Son más formales. En la oficina guardo la mochila, pero en la calle me gusta ese contraste.
¿Abogada y modelo?
Ahora que me gradúo me voy a especializar y ya no voy a poder continuar como modelo. Ya llevo 16 años en eso, lo comencé en Venezuela.
¿Cuánto tiempo llevas en Colombia?
Once años. ¡Ya soy colombiana! Vine por estudios. Acá es muy buena la educación.
¿Qué extrañas de Venezuela?
No es tanto que extraño, sino que me preocupo. La situación está súper complicada. Pero igual, de extrañar, ¡obvio! Igual en Colombia se vive muy bien y mirar a Venezuela hoy en día da tristeza; por eso me quedo con los buenos recuerdos y no pensar en que mi familia está allá sufriendo.
¿Te quedas acá?
Sí, a no ser que haga una especialización en Derecho Internacional.
¿Estás apurada?
Sí, tengo que ir a casa, luego me reúno con un amigo y de ahí a clases hasta las 22:00.
Bueno, ¡lo siento! ¡Te dejo ir!