El maestro de la elegancia
Givenchy es el ejemplo de partida para todo el que se considere elegante o aspire a serlo. Recordamos sus diseños insignias a dos meses de su partida.
Hubert de Givenchy es el símbolo de una generación de diseñadores con casas de alta costura en París durante la posguerra, que nutrieron las relaciones personales con sus clientes y crearon colecciones enteras inspirados por mujeres específicas.
Durante más de cuatro décadas innovó los estándares de la elegancia romántica en la moda. Ganó celebridad por la sobriedad de sus diseños, que vistieron a las mujeres más famosas del siglo XX, como Jacqueline Kennedy Onassis, Grace Kelly y Audrey Hepburn (con el memorable vestido de Breakfast at Tiffany’s).
Su primer desfile, celebrado en 1952 a sus 24 años, fue un éxito rotundo. Era la primera vez que mostró la blusa Bettina, un tributo a la modelo Bettina Graziani. Poco después, Givenchy llamó la atención de Audrey Hepburn, una estrella en ascenso que quedó tan encantada con sus diseños joviales que insistió en que diseñara el vestuario para casi todas sus películas. Así ayudó a moldear su imagen estética.
En 1961, Hepburn y Givenchy crearon uno de los momentos cinematográficos más famosos del siglo XX en Breakfast at Tiffany’s, cuando el personaje Holly Golightly se acerca a una joyería de la Quinta Avenida con unas enormes gafas de sol, cuatro hilos de perlas brillantes, largos guantes de noche y un vestido negro de Givenchy, que parece sorprendentemente fuera de lugar a esa hora de la mañana. Aunque ese tipo de atuendo se atribuye más a Coco Chanel, quien había popularizado la imagen, el estilo se asoció de inmediato con Givenchy. “El vestidito negro es lo más difícil de hacer”, dijo, “porque debes mantenerlo simple”.
Desde que se retiró del mundo de la moda en 1995, Givenchy permaneció activo en el sector artístico como experto de antigüedades. Entre sus propiedades se incluyen un hotel decorado con pinturas de Matisse y Picasso en París y un gran castillo en Francia, el Manoir du Jonchet, que data del siglo XVI.
Alto, de abundante cabellera color arena, siempre caballero, atlético y guapo, Givenchy era el epítome de un aristócrata francés. El conde Hubert James Marcel Taffin de Givenchy nació el 21 de febrero de 1927, en Beauvais, Francia. Fue el menor de los dos hijos de Béatrice (Sissi) Badin y Lucien Taffin de Givenchy, el marqués de Givenchy. La familia de su padre pertenecía a la nobleza desde el siglo XVIII.
Cuando Hubert tenía 10 años, la familia visitó una feria parisina que incluía una muestra de modas de Chanel y Schiaparelli. Fue un punto de inflexión en su vida creativa. “Mi sueño siempre fue ser diseñador de vestuario y mi madre aceptó esa decisión”, recordó durante una charla en la Universidad de Oxford en 2010.
Givenchy creó una de las marcas de moda más reconocidas en Francia. Los críticos ensalzaron su estilo por su gran capacidad para crear ropa de buen gusto que parecía atemporal: capas graciosas y chales, vestidos de noche de dos piezas, sencillos corpiños de jersey y túnicas minimalistas en una brillante gama de colores. Los diseños sobrios y elegantes fueron su sello distintivo.
Entre muchos premios, recibió la Legión de Honor en el grado de caballero en 1983, un premio a la trayectoria otorgado por el Consejo de Diseñadores de Moda Americanos en 1995 y fue nombrado en el Salón de la Fama de los Mejores Vestidos en 1970.
Givenchy vendió su casa al conglomerado de lujo LVMH en 1988 y continuó diseñando hasta su jubilación. Apenas unas horas después de presentar su última colección, en 1995, la compañía anunció que su sucesor era el problemático diseñador británico John Galliano, quien se mudó a Dior un año después y fue reemplazado por Alexander McQueen, otro creativo controversial.
En 2005, la marca fue dirigida por el diseñador italiano Riccardo Tisci, quien durante la última década ha introducido una estética agresiva de la calle, además de trajes de noche más vanguardistas. Sus nuevos lineamientos han incluido a la modelo transgénero Lea, a Kim Kardashian y su esposo Kanye West, un contraste fascinante con la estética creada por la colaboración Hepburn-Givenchy. Aunque, en general, el creador de la marca se abstuvo de comentar estos cambios estéticos, en una entrevista de 2007 en Women’s Wear Daily, dijo: “Sufro, lo que está sucediendo no me gusta”.
Durante su charla con los estudiantes de Oxford en 2010, se permitió aconsejar a los jóvenes aspirantes a entrar al negocio de la moda: “Debes, si es posible, nacer con una especie de elegancia. Eso forma parte de ti, de ti mismo”.